—En ocasiones veo muñecas —le digo a mi psicóloga. Ella, a mi espalda, escribe o hace algo que produce el mismo sonido—. Las veo incluso en sueños.
Otro garabateo; quiere que siga.
De pronto, suena un grito procedente de la habitación contigua. Ha sido tenue, pero desgarrador.
—¿Ha oído eso? —exclamo incorporado; últimamente me asusto con facilidad. Ella levanta la mirada de sus garabatos y comenta que no me preocupe, este edificio es grande y con muchos pacientes atormentados. Luego dice que siga, «Debemos dar con el foco de su trauma».
«Foco del trauma», ¡qué condescendiente suena eso! Los loqueros se creen que lo saben todo. Además, ¿qué hago tumbado dándole la espalda? Pensaba que estos procedimientos estaban anticuados. Detesto hablarle sin tenerla delante, aunque lo peor es la visión de la consulta: está sucia, descuidada, y no solo la sala, la planta en sí lleva la dejadez por bandera. Tienen los pasillos polvorientos y plagados de telarañas. La primera vez que vine pensé que me había equivocado. Solo la recepcionista, una muchacha alta y vestido tan ceñido y plasticoso como sus curvas de Barbie o Nancy, parece estar acorde con lo que pensé que sería una clínica psicológica.
—¿Y bien? —Oigo a mi espalda.
—Sí... —digo en un respingo—. Empezó después de una excursión con unos amigos a una mansión abandonada y maldita, o eso se decía.
»Estaba medio derruida y llena de colchones viejos y mohosos, probablemente de inquilinos ocasionales. Sin embargo, lo interesante aguardaba en el primer piso. Esa planta era un gran pasillo rectangular que daba la vuelta al edificio de donde iban sucediéndose distintas habitaciones. Solo yo me atreví a subir; parecía al borde del derrumbe y el suelo crujía a cada paso.
»La primera habitación era un cuarto de juguetes, probablemente de los hijos de los anteriores dueños. Maquetas ferroviarias, caballos de madera y muñecas; muchas muñecas puestas sobre unas repisas con sus trajecitos limpios y miradas distantes. Una estampa inocente, pero inquietante. Muy inquietante. De pronto, oí un chasquido y, de forma simultánea, todas movieron sus cabezas hacia mí.
»Sobresaltado, caí de espaldas y comencé a arrastrarme hacia afuera, pero lo que hice fue golpear contra algo sólido: la salida se había transformado en un tabique polvoriento.
»Comencé a gritar, o eso creo, ya que estaba al borde del trance; el último recuerdo que tengo es un mar de diablesas de trapo y miradas frías colmando mi visión con los gritos de fondo de mis amigos que al parecer habían oído los míos y no me encontraban.
»Cuando desperté, estaba fuera de la mansión. Dijeron que me habían encontrado en el suelo de una habitación delirando...
—Obvio—corta la psicóloga, voz monótona y distante—, no hay que ser terapeuta para ver que esa casa le sugestionó.
—Ya —trago saliva para encarar la siguiente cuestión—, pero, a partir de ahí, no han parado de aparecérseme muñecas. Al principio solo en sueños, pero un día, después de una de esas pesadillas, en una repisa de mi dormitorio, vi una. Fue algo rápido e intermitente, pero inequívoco, sobre todo su mirada. Desde entonces, no he dejado de verlas. Me acechan...
—¿Está diciéndome que tiene visiones?
—¡No son visiones!
Ella remueve sus hojas. No me cree.
—Ve alguna ahora —dice al fin.
Tanteo a mi alrededor con cierto miedo. Puede que uno de esos bichejos ande mimetizado con el cochambroso entorno. Sin embargo, solo atisbo un cuarto descuidado, viejo y polvoriento. Nada más.
De pronto, oigo otro de esos gritos terroríficos en las habitaciones contiguas, en este caso ha sonado más audible, como si quisiera decirme algo. Me giro sobresaltado. Entonces, veo la puerta abrirse. Es la Nancy entrando y acercándose a la doctora. Esta deja de garabatear, le dice algo y me mira con sus fríos ojos.
—Señor del Pino —así me llaman—, parece que tenemos que dejar estas sesiones.
—¿Cómo? —Eso me descuadra.
Ella parece sonreír a través de su robótico rostro.
—Obvio: una cosa son traumas, pero visiones..., eso es competencia de otro especialista. Mi ayudante —señala a la Nancy— le proporcionará recomendaciones. Tranquilo, no tendrá que salir del edificio —dice esto último con un tono sarcástico.
Será cínica, ¿por qué vendría a este sucio y asqueroso centro? La recepcionista carraspea; está esperando en la puerta. No ha cambiado su semblante en ningún momento. La verdad es que da bastante grima. Voy hacia ella, el suelo cruje a cada paso, y salgo a la recepción. Está plagada de gente. Qué extraño. Cuando he entrado no había nadie, pero ahora hay muchas mujercitas vestidas con atuendos infantiles. Una estampa inusual. De pronto, un sonido sordo y todas giran sus cabezas hacía mí de forma sincronizada. Tienen la mirada fría, distante, como si sus ojos fueran de cristal; como si en vez de mujercitas fueran...
Muevo espasmódicamente la cabeza. A mi lado, la Nancy me observa con la misma expresión desalmada. Me giro más sobresaltado. La puerta de la consulta sigue abierta y la psicóloga sentada con mirada gacha.
—Doctora..., ¿qué ocurre? —grito.
Ella gira su cabeza con dos movimientos secos acompañados de un crujido, como de cervicales astillándose, y ojos vidriosos:
—También es obvio: aún sigue en esa habitación.
Trastabillo y caigo de espaldas. Muñecas de todo tipo comienzan a colmar mi campo visual. Mientras, los gritos de las habitaciones contiguas vuelven a sucederse. Ahora ya los reconozco; son mis amigos: no creo que me encuentren...
Imágenes sacadas de internet, si están sujetas a derechos que se me avise y las retiraré.
Es que cuando los juguetes -muñecas en este caso- se la agarran con uno, son capaces de transformarse hasta en psicoterapeutas. ¡Horror de los horrores!
ResponderEliminarMe la vi venir con el consultorio sucio, pero no hasta ese punto. Y después hablan de paranoia. Es realmente bueno, como nos tienes acostumbrados.
Felicitaciones
Un abrazo
Hola, Juana, pues a mi es que las muñecas me aterran, parecen tan reales que van a decir algo pero no lo hacen. Me alegra que te gustara el relato.
EliminarUn abrazo!
Hola, Pepe
ResponderEliminarVaya personaje, o paciente con trastornos mentales. Me parece que el foco del trauma lo encontró en ese viejo y tenebroso edificio, pues creo que las muñecas representan a la psicóloga y a la tal Nancy en su mundo de ideas delirantes.
El relato me ha parecido súper buenisimo, me gusta, es de lo más escalofriante.
Un abrazo
Hola, Yessy, puede que los miedos sean quistes que viven dentro de cada uno a la espera de salir y atemorizarnos.
EliminarMe alegra mucho que te gustara tanto.
Un abrazo!
Hola Pepe, como para fiarse de las muñecas, siempre tienen algo macabro, pero estas es que además son diabólicas. La descripción en el diálogo es un arte que tu dominas. Gracias. Un abrazote.
ResponderEliminarEme! Mi abuela tenía una habitación plagada de muñecas, solo entré una vez jakaja. Me abrumas con tus piropos.
EliminarMuchas gracias por la visita.
Un abrazo!
Hola Pepe,
ResponderEliminarMe ha encantado cómo has jugado con nosotros, los lectores. Ese enfoque del post trauma ofrece un punto de vista nuevo sobre los demás relatos que he leído hasta que nos enredas de nuevo y volvemos al punto de partida.
La sugestión, incertidumbre, inquietud y suspense que creas con las muñecas es magnífico. Muy bien logrado el desasosiego con los ojos de cristal y la verdad que la foto elegida ayuda mucho a "cagarse" de miedo. Perdón por la expresión.
En fin Pepe, creo que se nota que me ha gustado mucho tu propuesta, muy bien estructurada, narrativamente hablando, y para la que solo has necesitado unas "inocentes" muñecas para lograr ese clima asfixiante.
Felicidades y mucha suerte en El Tintero.
Un abrazo
Hola, Matilde, pues lo que más me gusta de las narraciones en primera persona es hacerlo de forma engañosa, de hecho, el relato va cambiando mientras lo voy escribiendo en comparación con la idea inicial, y es que me van surgiendo varios de esos juegos que comentas.
EliminarMe alegra mucho que resaltes el tema de la estructura y la narrativa.
Muchas gracias por pasar y un abrazo!
Eso sí que es una casa de muñecas, je,je.
ResponderEliminarLos niños y las muñecas sueles dar mucha grima en las historia de terror, mo sé por qué seré, pero por lo menos a mí me ocurre.
En tu fantástica historia, mezclas muy bien la fantasía con una supuesta, o impuesta, realidad. El protagonista no puede distinguir qué es lo real de lo irreal. Vive una farsa o una fantasía desesperante por causa de esa casa "encantada" que le ha acabado atrapando.
Muy buen relato, solo cabe desearte suerte en le concurso, que, por tu historial, tienes asegurado un muy buen puesto, je,je.
Un abrazo.
Hola, Josep, el miedo puede ser algo real o sugestionado, a veces por nosotros mismos, y eso da para muchos relatos, jajaj. Me alegra que te haya gustado, y por cierto, yo también comparto ese miedo a los niños y juguetes en relatos o películas de terror.
EliminarUn abrazo!
Las muñecas son objeto de leyendas e historias macabras. Esta historia no es una excepción. Está muy bien escrita y redactada. Terror psicológico,nunca mejor dicho. me ha gustado tu relato. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, rey Misterio, como especialista en el misterio psicológico que eres, me alegra que hayas tenido una lectura agradable.
EliminarUn abrazo y gracias por pasar!
Este es un relato muy bien logrado para el concurso, los elementos siniestros como la sicologa y la ayudante en realidad SI ocurren dia a dia en ciertos consultorios.
ResponderEliminarAhora bien nada mas horrorifico que ser mordido por un juguete infantil, porque le agarran a uno apenas un pedacito a la vez.
Hay en mexico si no estoy mal una isla en donde hay cientos de Muñecas
de caucho en una isla, y cuando veo fotos de ese lugar veo un ambiente tenebroso.
Estos probres muchacho del relato pasaran una eternidad sufriendo
Hola, José, pues ahora que lo comentas, algo he oído de esa isla de las muñecas, solo de pensarlo me dan escalofríos.
EliminarMuchas gracias por pasar y un abrazo!
Que acertado haber escogido como objeto del terror las muñecas y es que son escalofriantes, sobre todo las viejas. Me gusta tu relato porque no lo deja a uno indiferente. Me parece que está muy bien escrito y con todo en donde debe estar. ¡Excelente!
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, Ana. Si bien no me costó escribirlo, sí dar con un tema escalofríante, y eso, como dices, son las muñecas. Qué miedo dan las jodidas, sobre todo, como comentas, si están viejas, medio roñosas y rodeadas de un halo de misterio y casas encantadas.
EliminarMuchas gracias por pasar y un abrazo!
Gracias, Pepe, por participar con este relato en el homenaje a Shirley Jackson y La maldición de Hill House. Un abrazo y suerte!
ResponderEliminarGracias a ti, David, esta edición ha sido escalofriantemente magnífica!
EliminarUn abrazo!
Un relato genial, Pepe. Transmites muy bien la incertidumbre y el clima de sugestión en que parece moverse el protagonista para llegar a un final redondo. Estupendos los diálogos y muy bien narrado en conjunto. Me ha encantado. Felicidades y mucha suerte.
ResponderEliminarHola, Marta. Pues me alegra que te guste, quise tirar menos de diálogo, pero la cabrilla siempre tira pal monte, jejej. Aun así, me alegra que te haya gustado el resultado.
EliminarUn abrazo!
¡Madre mía! Las pesadillas tienen un pase porque al final despiertas, pero esa realidad en bucle puede desquiciar a cualquiera. y es que los niños y sus muñecos pueden dar mucho miedo dentro de un contexto determinado. que se lo pregunten al Chucky.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jajaj, mira que yo nunca he visto al tal Chucky por respeto, y es que soy muuuu miedoso.
EliminarMuchas gracias, Francisco, me alegra que te haya gustado.
Un abrazo;
Los traumas infantiles suelen dar mucho juego en los relatos de terror, aquí por ejemplo el hecho de haber estado visitando una casa maldita con unos amigos, sirve de telón de fondo para generar todo un gran relato donde los recuerdos infantiles llegan a transformarse en una angustiosa pesadilla en la mente del protagonista y narrador en primera persona, que nos embauca para entrar de lleno en la ficción y creernos que somos parte de ella, "tragándonos" literalmente cualquier hecho por muy increíble o sobrenatural que nos parezca, lo cual dice mucho en favor de la habilidad e imaginación de tu narrativa, estimado Pepe.
ResponderEliminarTambién ayuda bastante la elección de los personajes, me refiero a las muñecas diabólicas y a un loco, creando escenarios y situaciones bastante siniestras.
Muy bien llevado el tempo hasta el clímax final donde la ficción toma visos de realidad. La atmósfera también resulta agobiante a medida que los chasquidos y movimientos de cuello simultáneos de las muñecas se van repitiendo como un martilleo continuo, junto con el delirio que producen en la mente distorsionada del protagonista.
Un relato digno de llegar a la alfombra roja. ¡Enhorabuena!
Un fuerte abrazo.
Estrella!
EliminarMe encantan tus detallados comentarios, uno sale con la cabeza alta e incluso más alto después de recibirlo.
En efecto, los traumas son vivencias arraigadas en nuestra psique que si logran salir te envuelven para no volver. Me ha gustado eso que dices que la trama se va tornando surrealista pero creíble, a veces escribes y no sabes si lo que haces tiene coherencia o no.
Muchas gracias por la visita y un fortísimo abrazo!
Hola, Pepe. Las muñecas siempre dan mucho juego en los relatos de terror, pues fuera de un determinado contexto resultan inquietantes, poco aconsejables para temperamentos nerviosos.
ResponderEliminarHas construido un notable relato, con una trama ingeniosa, muy bien desarrollado, dosificando el suspense con pinceladas justas, hasta el estallido final con el infortunado protagonista que acudió a curar sus obsesiones fantasiosas y acabó sucumbiendo ante la aterradora realidad.
Mucha Suerte en El Tintero. Un abrazo.
Hola, Paco. Sí, como salir del fuego y caer en las brasas. Leyendo tu relato he percibido ciertas semejanzas en los dos dos, la redondez y las pistitas que al final cobran sentido.
EliminarMuchas gracias por pasar y comentar, me alegra que te haya gustado.
Un abrazo!
Buenos días Pepe. Me ha gustado que iniciaras el relato con la frase icónica de la peli “El sexto sentido”, y ¡cómo no! Con psicóloga por medio.
ResponderEliminarEn ti siempre hay que destacar el buen uso de los diálogos y las frases tan naturales que se salen del papel, nada suena a impostado pese a los extraordinarios sucesos. Los incisos, el ritmo, los pensamientos encuadrados entre comillas inglesas (creo que se llaman), lo visual, lo auditivo (chasquidos)… ¿sigo?, porque hay mucho para comentar (mucho y bueno). Hay incluso cierto sarcasmo al referirse a la psicóloga y su foco-trauma (o eso me ha parecido)
El hecho de que la clínica psiquiátrica o consulta sea tan (sucio y asqueroso centro), incrementa la sensación de inquietud, y desde luego, la de la Nancy los supuestos pacientes en el momento álgido.
Un bucle de terror.
Para nota, desde luego, como muchos de los cuentos que llevo leído en este reto.
Un abrazo (crac)
Isabel! Si es que me leer con muy buenos ojos. Me ha encantado que te fijaras en el detalle del sexto sentido, una película que me encantó pese a que ya me la habían destripado. Genial el análisis que has hecho, no se te ha escapada nada, tu sí eres una crac.
EliminarMuchas gracias por pasar y un fuerte abrazo!
Hola Pepe, un relato original, muy bien construida tu trama, angustioso de principio a fin, intuyes que algo anda mal, pero el giro final, me pareció genial, me ha encantado, un trabajazo¡¡ enhorabuena ¡¡ suerte en el concurso
ResponderEliminarHila, Mik, me alegra mucho que te haya gustado y angustiado a partes iguales, aunque no me sea adicto a los relatos de terror, me ha encantado este ejercicio y edición.
EliminarMuchas gracias y un abrazo!
Hola, Pepe. En tu relato juegas con las muñecas infantiles como motivo creativo de tu historia de terror. Son un motivo, las muñecas infantiles, que fuera de contexto sacan a la luz sutilmente aquellos aspectos que han desaparecido de su entorno en su nuevo escenario por omisión. Y eso siempre crea un gran desasosiego en el lector. El desarrollo del relato enmascara un bucle terrorífico que nos ocultas hasta el desenlace de la historia. El terror psicológico está remarcado durante todo el desarrollo por la presencia de la psicóloga en un escenario ambientado en un caserón abandonado.
ResponderEliminarMuy buen relato, me ha gustado.
Suerte en el tintero, un abrazo.
Hola, Carles, sí, fuera de contexto son terroríficas. En ellas vemos reflejados nuestros miedos y sugestiones.
EliminarUn análisis muy técnico del relato. Muchas gracias por pasar y comentar y un abrazo!
Hola, Pepe. Un relato que me puso el vello de punta ya desde el título. Confieso que casi no te leo, tengo fobia a las muñecas de porcelana, pero me convenciste con la Nancy, hice el esfuerzo y ha merecido la pena. La historia está bien construida y cumple las condiciones del reto sobradamente. Un relato escalofriante.
ResponderEliminarSaludos.
Pues me alegra que finalmente pasaras, jeje, y que te gustara, después de todo, el miedo es una parte de nosotros mismos que no podemos dominar. Esa frase me ayudó a encarar otro reto, y el resultado fue maravilloso, ahora me atrevo con más cosas de estas.
EliminarMuchas gracias por pasar y un abrazo!
Hola Pepe. Lo desagradable y terrorífico que pueden llegar a ser esas muñecas de cartón y ojos de cristal. ¿Verdad? ¿Y los títeres? ¿Puede haber algo que ponga más los pelos de punta?
ResponderEliminarEn fin. Un relato de lo más conseguido. Le has dado un ambiente espeluznante y sobrecogedor, base para la peor de las pesadillas.
Te deseo mucha suerte en el concurso.
Un saludo.
Bruno! Pues no sé si me gustan menos los títeres que las muñecas, jaja. Muchas gracias por pasar, me alegra que te gustara, conpañero.
EliminarUn abrazo!
Hola, Pepe. He llegado por fin, pero me ha costado más de lo previsto. Ha habido dos detalles (o detallazos) que ya desde el principio me he puesto en "este relato me va a gustar y mucho". Uno es la foto de las muñecas. Los niños con aspecto diabólico es lo más terrorífico que existe y si van por pares, ya ni te cuento, pero si, además añades unas muñecas como las de la foto, es para irse por la pata abajo, si me permites la grosería. La otra cosa es la frase de inicio, ya te la ha comentado Isabel. y es que estos dos angelitos son los de la peli "el resplandor" que están al final del pasillo llamándole al hijo. Cuando he empezado a leer lo de la suciedad, he empezado a pensar que este tipo tenía una pedrada importante y así ha sido. La imagen de las mijercitas vestidas de niñas que vuelven la cabeza también es muy potente. En fin, un relato que muestra un problema mental, escrito con humor que ha resultado magnífico. Qiero comentarle solo una cosa. En: "—Ve alguna ahora —dice al fin." quizás faltarían los signos de interrogación. Ha sido una gozada como nos tienes acostumbrado. Nos "vemos" en la gala.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con la frase interrogativa, Isan. Creo que tienes razón con las niñas de la foto, las crias del resplandor hechas muñecas. Esa escena de la película, con un solo timbal como banda sonora, es una sobrada en cuanto a cómo se tiene que tensionar una escena, pero claro, es Kubrick. Muchas gracias por tan amable relato, me ha gustado mucho tu certero punto de vista. Por cierto, gracias por el aporte y sí, nos "vemos" en la gala, compañero.
EliminarUn fuerte abrazo!
Hola. las muñecas siempre traen consigo cierta inquietud. Particularmente me causan un poco de inquina. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Octavio, totalmente de acuerdo.
EliminarUn abrazo!
Hola Pepe. Un relato que rezuma terror e intriga a partes iguales. Como ya han comentado, los muñecos siempre dan juego en este género de terror y tú has sabido explotarlo, esas muñecas de ojos vidriosos que giran la cabeza con un "crac" nos ponen los pelos de punta. Todo el relato está plagado de referencias sensoriales que ayudan a crear un ambiente opresivo y, como no, sustentado en unos diálogos bien construidos y fluidos, marca de la casa. Muy bueno ese final que nos pilla por sorpresa, en el que nos damos cuenta de que el protagonista ha estado siempre dentro de la casa atrapado por su hechizo y en compañía de esas espeluznantes muñecas. Un relato que estará sin duda en los puestos de honor de esta edición. Un abrazo!
ResponderEliminarHola, Jorge, me alegra verte de nuevo por el concurso. La verdad es que las muñecas tienen ese no sé qué que te ponen los pelos de punta, y si además, están encantadas pues qué te voy a contar, jeje.
EliminarUn abrazo!
Hola, Pepe. Vaya pesadilla la del Sr. del Pino y todo por meterse en la casa equivocada. Las muñecas del cuarto de juguetes tenían vida propia al contener en su interior un alma prisionera y atormentada capaz de hacer enloquecer a cualquiera para liberarse intercambiando los espíritus. Saludos y suerte.
ResponderEliminarHola, JM. Sí, una pesadilla hecha realidad. Eso y las muñecas son un aliciente muy potente, aunque claro, con este lujo de lectores todo es más fácil.
EliminarUn abrazo;
cachondo tu texto
ResponderEliminarGracias cachondas!
EliminarUn abrazo, Mucha.
Hola, Pepe, cómo me ha gustado tu relato. ¡Qué bien construido está el personaje! No puedes menos que empatizar con él. Pero el autor es el que mueve los hilos, jugando con esas terroríficas muñecas y jugando con el lector con esa habilidad literaria para hacer esos giros espacios temporales que hacen que nos sintamos como el protagonista y terminemos viendo muñecas siniestras en todo lo que nos rodea. ¡Qué poderío!
ResponderEliminarMuy bueno, sí señor.
Hola, Pilar. Como le comenté a Matilde, es que me encanta eso del narrador engañoso, ese que está medio loco o medio soñando o medio ido o embrujado, jaja. Aunque también te digo que con unos lectores tan agradecidos todo sale siempre mejor.
EliminarMuchísimas gracias por tus piropos, me ha alegrado mucho.
Un abrazo!
Fantástico el relato Pepe, las muñecas invadiendo la mente de tu personaje hasta tal punto que la misma psicóloga es una de ellas y la Nancy ya el mismo nombre lo anuncia haciendo acto de presencia.
ResponderEliminarTe quedó de lujo toda la historia . Mis felicitaciones.
Un abrazo Pepe.
Puri
Hola, Puri, el chico no sabía dónde se metía y por eso no sabe salir de ahí, con Nancys y psicólogas incluidas.
EliminarMe alegra que te gustara.
Un abrazo!
Con la frase de entrada ya me ganaste:
ResponderEliminar"En ocasiones veo muñecas..."
Muy bueno ja, ja, ja. tremendo. Tu bis cómica es bestial hasta en una historia de fantasmas. Me encanta la referencia a M. Night Shyamalan.
Muy buen relato, muy buen ritmo y muy buen final. Se nota que escribir estas historias te divierte un montón. Me ha encantado.
¡Salud y suerte, compañero!
Ja, ja, ja. Mira que no me pude resistir a esa frase tan manida, pero fantástica. Me alegra mucho tu comentario. Yo también soy fan de Shyamalan, se puso muy alto el listón con el Sexto sentido pero luego ha seguido el nivel.
EliminarMuchas gracias por pasar, me alegra que te haya gustado.
Un abrazo!!!
Terror psicológico del mejor. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Mirna, muchas gracias por pasar.
EliminarUn abrazo!
¡Felicidades, Pepe! ¡Otro Tintero para la buchaca! Es que esos ojos que miraban sin ver (y el resto) se lo merecen.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Isan! Jajajaja, ¡eso no se hace!, xD. No, en serio, es broma, y es que me siento más que halagado y feliz con ese 4/5 puesto. El nivel esta siendo espectacular, de hecho, he echado de menos muchos relatos en mención, como el tuyo, por ejemplo.
EliminarMuchas gracias por pasar y por las palabras, y nos leemos!
Un abrazo!
Bueno, me he pasado, no es Tintero pero casi.
ResponderEliminar¡Bravo Pepe por ese 5 y 4 puesto compartido con RR Misterio! ¡sois unos cracs!
ResponderEliminarBravo por ti, que te has quedado a las puertas del oro, y eso que decías que no querías participar.
EliminarMuchas gracias por pasar y nos leemos!
Un abrazo!
me gusta tu escrito mucho Te cuento me impresionan las muñeca Nunca jugué con ellas
ResponderEliminarNo? Bueno, nunca es tarde, mucha!
EliminarUn abrazo!
Enhorabuena por ese cuarto puesto en el concurso. Un abrazo y nos vemos en el siguiente.
ResponderEliminarQuinto puesto, el 4 es tuyo, tu relato era mucho mejor!
EliminarMuchas gracias por pasar y sí, nos leemos!
Un abrazo
Felicidades Pepe por ese cuarto puesto, gran relato. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Jorge, todos hicimos un gran trabajo. El tintero cada vez es más talentoso y eso es fantástico.
EliminarUn abrazo
Enhorabuena, Pepe, por ese Cuarto Puesto, muy cerca del Bronce. Un abrazo.
ResponderEliminarEstuvimos todos ahí, Paco. Ha sido una edición reñida y talentosa.
EliminarMuchas gracias y un abrazo!