"El hombre sin rostro se acerca al gran ventanal. Desde él, incluso con la opción visor desactivada, puede atisbar casi el completo de sus dominios".
Así empieza el primer capítulo de "Máscaras sin nombre".
Hola a todos y buen verano.
Esta es la primera entrada en el blog distinta. En ella no voy a publicar un relato, sino a presentar mi primera novela, una, la cual, participa en el premio literario amazon 2021. La verdad es que hace un tiempo que la tenía escrita y reescrita y no veía la manera de publicarla, así que aproveché este evento para ello.
Sinopsis
En un futuro incierto y lejano, la sociedad se halla inducida a una suerte de división de clases donde no todas se perciben entre sí. Cada estrato social vive sometido a unas normas tiránicas de servidumbre ajenos a la auténtica realidad: no hay países, ni regiones, sino una urbe global dividida en distritos unidos unos a otros y construidos alrededor de enormes edificios donde residen los hombres sin rostro, los señores que controlan el mundo. Su poder es tan antiguo y escrupuloso que han transformado el manto social en una pasta uniforme y compacta. Nada escapa a su control.
Sin embargo, ocurre algo inesperado; la llegada de un Inmune (un tipo de personas que se creía extintas y que viven al margen de la sociedad), un evento que traerá unas consecuencias que harán resquebrajar los cimientos de la sociedad.
Escrito en tercera persona, la novela posee un estilo de escritura muy visual y personal y está compuesta por diferentes subtramas que se entremezclan entre sí formando un conjunto compacto y redondo. Tiene algo de la fantasía de Tolkien, aunque enmascarado en una historia distópica de ciencia ficción futurista que hace referencia a
autores como George
Orwell, Aldous
Huxley o Philip K. Dick, junto con una pizca de Platón, dando así un trasfondo psicológico que hará cuestionar la propia realidad social, y es que, ¿percibimos todos el mundo de igual modo o nos movemos entre distintas realidades?
Ha sido un largo viaje que por fin llega a puerto, esperemos que apacible, y con el que me encantaría que os embarcarais y disfrutarais tanto como lo he hecho yo durante el proceso de escritura.
Por cierto, la maquetación y la portada es obra de Esther Espí, una fantástica diseñadora que además es mi hermana, la cual se alió con mi mujer para poner en tela de juicio cada escena que no les convencía.
Un abrazo y ¡nos leemos!