¿Dejà vu? ¿Eso me dijo?

 



¿DEJÀ VU?
¿ESO ME DIJO?




—¿Sabéis? —ríe el profe—, el tiempo es en realidad una ilusión, un delirio.
    Asiento algo sobresaltado, entonces noto un pinchazo en la nuca. Juanillo me ha tirado una bola de papel. El profe deja sus enseñanzas y comienza a reñirle. El reloj de pared marca las nueve y tres. Hace un siglo que ha comenzado la clase y solo han pasado tres minutos. Incluso parece que esa manecilla tenga ganas de ir hacia atrás.
    En casa no tenemos relojes. Mi padre dice que le producen una especie de rara ansiedad. Creo que se lo inventa; a nadie le puede hacer daño un reloj. A mí me encantan. El primer día de clase me quedé tan embobado que el profe me riñó. Fue cuando dijo eso de que el tiempo es un delirio.
    Oigo a juanillo, por detrás, rasgar papel para hacer nuevas bolas. Es desesperante. Vuelvo al reloj. Marca las nueve en punto. No pasa el tiemp… Un momento, ¿las nueve en punto? ¡Si hace una eternidad eran y tres…!
    —¡Pepito! ¿El reloj bien? —me riñe el profe, risueño—, ¿sabéis? —prosigue—, el tiempo es en realidad una ilusión, un delirio.
    Asiento algo sobresaltado, entonces noto un pinchazo en la nuca. Juanillo me ha tirado una bola de papel. El profe deja sus enseñanzas y comienza a reñirle. El reloj de pared marca… ¿las nueve y tres otra vez? ¿Tiene eso sentido? A ver si también padezco esa ansiedad de mi padre, ¿cómo me dijo que se decía?