Muchos dicen que el secreto está en los huevos. Otros que si la sartén. Algunos que si paciencia y buenos alimentos. Yo de eso no sé nada, aunque sea el mejor hacedor de tortillas del mundo.
Las hago a la francesa, con habas, de chipirones... La mejor, la española. Incluso un día a la semana me reúno con mis amigos en casa a cenar. Para no perder el contacto, suelen decir, aunque en realidad vienen por la tortilla.
Primero pongo dos dedos de aceite a la sartén y rebajo el fuego una vez se ha calentado al máximo. Luego añado las patatas y espero a que pochen. Mientras, mis amigos van llegando. Algunos se quedan conmigo, deleitándose con el chuf-chuf de la sartén o compartiendo un buen vino, aunque la mayoría va al comedor. Allí aguarda la mesa, el aperitivo y la fiesta.
—¡Esta noche promete! —suele bramar mi mejor amigo.
Cuando la patata está medio hecha, añado la cebolla al punto de hielo «cebollil», como suelen decirme, y me pongo con el ajo. Un diente por cada tres comensales. Los corto a láminas, luego a tiras, después a dados y termino con el mortero. Ahí añado una cuchara del aceite hasta que consigo una pasta cercana al alioli y lo mezclo con la patata.
Antes experimentaba con otros ingredientes, pero nada como el maíz. Me lo propuso mi novia el día que la conocí. Vino con un amigo y se permaneció conmigo en la cocina todo el rato. Quedé absorto con su mirada tierna, melena dorada, caderas un poco más anchas en comparación con su cintura y esa sonrisa...
—¿Maíz? —me dijo mi mejor amigo en la mesa cuando probó el primer bocado.
Asentí mientras miraba de reojo a mi futura novia. Estaba preciosa. Su tez blanca parecía la fuente de luz del lugar.
Mi amigo suspiró:
—¿Sabes?, esa chica no te conviene.
—¿Qué?
—Hazme caso —y con cierto asco dejó el tenedor en su plato, tortilla intacta—, te lo digo como tu mejor amigo.
Ese comentario no me sorprendió. Los amigos suelen temer a las novias de sus colegas. Lo que sí llamó mi atención fue que no se acabara la tortilla.
Fue la primera vez.
Al principio pensé que era por el maíz. O quizás porque ese día estuve distraído. Aun así, tampoco le di más vueltas. Había conocido a una persona maravillosa con la que congenié a las mil maravillas.
—¿Así que ahora sois novios? —dijo mi mejor amigo en otra cena.
Asentí. Él arrugó la nariz y señaló la tortilla. Estaba entera en medio de la mesa.
—¿Sabes? Tiene un sabor raro, y no solo por el maíz.
No le entendí. La tortilla estaba perfecta. Aunque podría tener razón; nadie la había tocado. Así que en la siguiente ocasión me esmeré con mayor esfuerzo. Sobre todo con los huevos; ese punto es clave. Primero se bate la clara. Una vez pilla cierta textura, se añade la yema y se mezcla hasta conseguir un caldo homogéneo. Luego, se echa en el mismo bol la patata ya cocida, se remueve y a la sartén.
—¿Que ya estáis viviendo juntos? —dijo mi mejor amigo en la siguiente velada.
Después olfateó un cacho de tortilla y arrugó la nariz mirando a mi novia. Estaba seria, triste.
—Definitivamente —continuó—, has perdido el toque; te has olvidado del fuego lento, amigo mío, y ya sabes; las prisas no son buenas...
No entendí nada. La tortilla estaba genial, como siempre. Incluso había perfeccionado la técnica de la vuelta. Ese es el toque de maestro. La gente cree que basta con un plato, pero no; hay que hacerlo al aire. El truco es esperar a que el huevo haya cuajado, entonces, se agarra la sartén y se dan varios toquecillos al mango. La masa baja dejando un hueco en la parte de arriba. Ahí toca templar nervios, respirar hondo y firme golpe de muñeca.
Ese momento era de gran expectación. Mis amigos dejaban todo y venían a la cocina a animarme. Parecía un penalti en la final del mundial. Sin embargo, desde hace unas semanas estamos solos mi novia y yo. Ellos esperan en el comedor bebiendo y charlando. Aunque me gusta más así. Yo y ella. Solos. Su reacción es un gozo. Salta de alegría mientras da palmitas.
—¡Qué grande eres! —dice mientras dejo la tortilla en el plato.
Luego ella la agarra con la intención de sacarla, pero no lo hace. En vez de eso corta un cacho y come. Acto seguido comienza a sollozar. Una lágrima dibuja sus pómulos, llega a la barbilla y amenaza caer sobre un suelo que sostiene la fatalidad de una tierna criatura con su pelo dorado, tez luminosa y esas caderas un poco más anchas en relación a su cintura.
—¿Qué ocurre? —digo. De fondo la algarabía de mis amigos gana presencia.
Ella señala la tortilla y hace amagos para que la pruebe. Está buenísima. Esponjosa, dorada, con una mezcla de sabores perfecta...
Vale. Ahora lo entiendo.
La algarabía del comedor cesa de súbito, como si se hubieran esfumado; como en realidad nunca hubiera estado.
—¿Sabes, Xiqui? —digo—, se acabaron las tortillas.
Ella abre los ojos, su cara más luminosa que nunca, los labios rojos esponjosos, y esa sonrisa... Me acerco despacio. Ella espera, tez blanca, indefensa, tremendamente feliz. Alrededor queda el tenue aroma dulzón de una tortilla solitaria y de sabor delicioso pero amargo.
Muchas gracias, Pepe, por participar con este relato en el homenaje a Fitzgerald. Un abrazo y suerte.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti, Marta, por esta fantástica edición.
EliminarUn abrazo!
Eres un cuentista extraordinario, Pepe. (Mi comentario es breve porque está dedicado a un rey de las sutilezas). Un abrazo.
ResponderEliminarJuana, no lo digas mucho que me lo creo. Muchas gracias, si lo bueno es breve y sutil triple veces bueno.
EliminarUn abrazo!
Hola Pepe, muy buena historia me ha gustado mucho, pero por sobre todo, yo que amo cocinar, espero me pases la receta de la tortilla de habas y chipirones.
ResponderEliminarRealmente me ha gustado mucho tu texto, saludos, PATRICIA F.
Pues la de habas sí, pero la de chipirones solo la puse por buscar algo rebuscado, pero todo se andará.
EliminarMuchas gracias por pasar, Patricia, y un abrazo!
Muy buen relato, Pepe.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Chema.
EliminarOtro abrazo!
Un gran relato donde vas tejiendo la historia junto con la receta para hacer la tortilla de patata. Los personajes excelentes, la narrativa también. Saludos y suerte en el concurso.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana, como bien dices, aquí el personaje es la tortilla, je, je.
EliminarUn abrazo!
¡Qué hambre de tortilla me ha entrado! A mi también me gusta con cebolla.
ResponderEliminarOye, Pepe, es verdad lo que cuentas. Cuando estamos enamorados, al menos en la primera etapa, el rostro de nuestro amado/amada es una fuente de luz que nos sentimos atraído por ella como si fuéramos una polilla.
Me hizo el gracias el “yo y ella” y me gustó que pusiera al yoista delante.
Parece que siempre tenemos que renunciar a algo cuando nos enamoramos, ¡pena de tortillas!
Como siempre, bien contado, eres un puntazo, Pepe.
Pues no sabes las que me he comido mientras escribía este relato, je, je, casi las tengo aburridas. Muchas gracias, Isabel, el puntazo es poder compartir las historias.
EliminarUn abrazo!
Hola Pepe, ¿qué decirte? Cuentas las historias de tal forma que simplemente les das vida. Me ha encantado. Besos :D
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Margarita.
EliminarMe alegra mucho que te gustara.
Un abrazo!
Hola Pepe. Qué desazón me has hecho sentir a lo largo del relato, viendo cómo el "tortillero" iba perdiendo adeptos mientras mejoraba su técnica y todo por amor. Y al final, cómo se sacrifica por su enamorada. Donde se ponga una chica tan maravillosa no hay lugar para una tortilla, por muy buena que esté.
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato y que también seas del club de la tortilla de patatas con cebolla, je, je.
Un abrazo y suerte en el concurso.
Siempre de cebolla, eso es una obligación, si acaso con pimientos, como dice Arguiñano, pero la cebolla es una constante.
EliminarMuchas gracias, Josep, me alegro mucho que te gustara, y te echo de menos en esta edición.
Un abrazo!
Excelente la historia de amor y la receta suerte. Pepe. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ainhoa.
EliminarUn abrazo!
Qué modo de narrar..., esos detalles culinarios (trabajadísimos) de verdadero sibarita, y ese lento pero implacable tránsito de la calidad de la tortilla a la calidad de la pasión. Estupenda descripción de la chica y lo que imaginamos… ( “ese suelo que sostiene la fatalidad de una tierna criatura...”) y otros detalles graciosos, o de gran encanto poético también como la luz de su rostro. Bueno es poco: fascinante.
ResponderEliminarGracias por invitarnos a tus deliciosas tortillas sabrosonas, digo historias, je, je.
Un abrazo!
Maite, la gratitud es mía por tener tan agradecidos comensales que devoran todo lo que les pongo y con gusto. Muchas gracias por tan amables palabras, me alegra un montón cada una de ellas.
EliminarUn abrazo y nos leemos en la siguiente velada .
Hola Pepe. Bonito relato, muy buena ambientación, y un final inesperado.
ResponderEliminarLa historia de amor se va colando entre los detalles de la receta, hasta que el enamoramiento se carga a la famosa y siempre deseada tortilla.
¡Qué hambre de tortilla me ha entrado! A mi también me gusta con cebolla.
Buena suerte en el concurso.
Saludos.
La cebolla es una constante, Marlen, eso es sí o sí, y si no, no es tortilla española, más bien un revuelto de huevos con algo, ja, ja. Muchas gracias por pasar, y por tan amables palabras.
EliminarUn abrazo!
Hola, Pepe. Un relato genial, nos envuelves en ese proceso de hacer una tortilla como si estuviéramos allí. Triste final el del cocinero que por una novia pierde a sus amigos. La gente no debería tener que hacer esas elecciones.
ResponderEliminarHoy creo que voy a hacer una tortilla! Me han entrado ganas.
Un abrazo
En efecto, Mirna, la gente debería ser libre para hacer lo que quiera, si en vez de eso, comienzas a hacer caso del qué dirán o de los prejuicios "propios", la cosa pinta a infelicidad.
EliminarMuchas gracias por pasar y un abrazo!
Ayer lo leí, pero no comenté porque no veía clara la trama (porque conociéndote, el relato no es lo que parece). Esperé a ver comentarios que tuvieran más clarividencia que yo, pero no me aclaran nada. Así wue yo creo que la de" "cinturapocomasestrechaquelascaderas", es el calabacín.
ResponderEliminarY que la conclusión es que a los amigos no les gusta la tortilla de patatas con calabacín. Hay cosas irrenunciables, aunque sea a costa de perder amigos.
Podías haber colado la ubicación dia y hora de ñas cenas. Como dijo Billy wilder, "aqui, un amigo".
Pasando a la parte culinaria, lo del alioli o símil, forma parte de ña ficcion, ¿no?
Y oye, ahora que eres máster también, David no participa?
Abrazooo
Hola, Gabilante, aquí otro amigo. Uff, qué dilema me planteas. Es que no me gusta contar de qué van mis relatos. No es que crea que tienen una áurea escondida que los haga más especiales que otros, es que, seguramente, la perspectiva que te haya creado se esfumaría si lo hiciera, y seguramente te defraudaría. Ademas, es mejor leer los desvaríos o ideas que produce en vosotros, porque eso del calabacín me ha dejado sin palabras y sin maniobra de ataque. Por otro lado, no entiendo lo de la ubicación y hora que me propones, más bien el porqué. Y no, el alioli no es un símil, sino una certeza que una vez probé y me gustó (soy muy de hacer locuras). En cuanto a David, eso tendrás que proponérselo a él, pero creo que quiere mantenerse como juez supremo de las votaciones, je, je.
EliminarMuchas gracias por pasar y por tus simpáticos y rebuscados puntos de vista.
Otro abrazo!!!
Lo de ña ubicación era porque si el protagonista necesita amigos que les guste la tortilla con calabacin, me apunto. Ahora que se ha quedado sin amigos...
EliminarNi por un segundo le pediría a nadie que explique el significado de un texto. Va contra mi religión, tanto preguntarlo cono explicarlo.
Abrazoo
Ah, vale, no caí en la broma, jajajaj. Por otro lado, me parece una religión esa de la no explicación buena para seguir. Seguiremos practicándola.
EliminarUn abrazo!
Yo estoy con Gabiliante, pero a mí no me queda claro que la novia sea un calabacin o berenjena. O una calabaza algo alargada.
ResponderEliminarPero digo yo que desde cuando se le hecha ajo picado a la tortilla de patatas y igual que ponerle maíz, ahora que para gustos colores.
Tú sabrás que eres el artista de este culinario relato.
Si ganas ya sabes apúntate a Master cheff.
Besos de flor.
Hola Flor, la verdad es que la metáfora del calabacín me está gustando cada vez más, pero culinariamente no veo un calabacín en una tortilla de patatas, creo que son sabores demasiado parejos, aunque podría probarse. De todas formas, me alegra mucho compartir esas ideas, y lo de Master Cheff quita quita, que a mí los reálitis me revuelven las tripas, sobre todo si me acabo de zampar una tortilla de patata con calabacín y ajo.
EliminarUn fuerte abrazo!
Sé que uno de los ''fuertes'' de los españoles es la tortilla o tortilla española, no tengo cercanía con ella, tampoco el conocimiento de saber qué lleva o qué es imperdonable que se agregue. Por acá hay una versión mexicana que se llama ''huevo en torta'', que no, ''torta de huevo'' porque eso es hacerlo individual y ponerlo en un pan francés, lagunero, etc., huevo, tomate, cebolla, pelín de serrano o jalapeño, sal, pimienta y un poco de aceite. Me parece que por ahí van los tiros, por un ingrediente que le gusta a tu protagonista, no así, a sus amigos. Quizás el cebollín, pero no tiene pelo dorado, el elote o maíz sí lo tiene, pero es en masculino, sería novio, supongo.
ResponderEliminarEsperaré a ver si alguien acierta más en la lectura.
Un abrazo, Pepe
Mujer de negro Me han contado que es un hombre el que escribe un tal Diego,y escribe como muy nujer
EliminarBravo!!!
Hola, Mujer de Negro. Pues me encanta la comida mejicana, o por lo menos la que llega a España que no sé si tiene mucho que ver con la auténtica de verdad, pero esa receta de huevo en torta me la anoto. Aquí al elote lo llaman mazorca, "panocha" en mi región, creo que es femenino en ambos casos. A mí me encantan, doradas a la brasa, muchos dicen que con mantequilla, pero nada como el aceite de oliva.
EliminarMuchas gracias por pasar y por comentar
Me alegra que gustara
adoro las tortilla y la tuya es unica
ResponderEliminarun abrazo aunque recien te conozco
Muchas gracias, Mucha.
EliminarUn abrazo!
Tremeda combinación de relato y receta culinaria! Te confieso que me han entrado ganas de probar esa misteriosa tortilla, ja, ja! Que hambre! Pues como en todo en la vida, en el amor y en la cocina, hay gustos para todo! No podemos pretender que a todos les gusten nuestras decisiones! Un abrazo!
ResponderEliminarAlguien muy sabio reconoció no conocer la fórmula del éxito, pero sí que querer agradar a todos es la fórmula del fracaso, aunque yo también te digo que si lo consigues te garantizas el éxito, pero claro, ¿es eso posible? Mejor ir sobre seguro, como apuntas, Marifelita.
EliminarMuchas gracias por pasar y leer y un fuerte abrazo!
Esta noche me hago una tortillita para cenar; espero que con los trucos culinarios que dejaste por aquí me salga rebién. Paso de los amigos gorrones y me quedo con mi amor de toda la vida. aunque la tortilla sepa amarga para algunos.
ResponderEliminar¡Ahí lo dejo! junto con mi abrazo.
Espero que te saliera buena la tortilla, Francisco, aunque para cenar la veo un poco densita, mucho aceite, porque yo lo hago con aceite de oliva, nada de cosas de girasol, pero bueno, a cada cual le gusta de una manera, pero nunca amarga, guiño, guiño.
EliminarUn abrazo y muchas gracias por pasar!
Hola, Pepe:
ResponderEliminarMientras te leía sentía que estaba ante un relato de Raymond Carver: escena costumbrista, personajes anónimos, lenguaje claro... Una delicia de relato (el secreto está su autor).
Un abrazo (con cebolla).
Por supuesto con cebolla, Nino, y a parte, genial punto de vista el que le das con ese plus de Raymon Carver, muchas gracias por pasar, porque el secreto también está en quien lee.
Eliminarun abrazo!
Hola Pepe. Pues como buen amante de la tortilla de patatas me ha entrado hambre, ya estás organizando una cena a base de tortilla para todos los integrantes del Tintero jeje. Tu relato es muy de tu estilo, sutil, desconcertante por momentos. Bien escrito, buenas descripciones y una protagonista femenina que enamora de tanta luz que irradia, la dulzura personificada. Creo haber entendido el mensaje oculto, pese a la sutileza con que nos intentas despistar, supongo que el protagonista queda prendado de una chica en exceso posesiva, rasgo oculto tras su caracter dulce e inocente, que intenta alejarlo de sus amigos para tenerla solo para ella, boicoteando como puede la tortilla de patatas que es el nexo de unión de la pandilla. El narrador, omnubilado por ella, no se da cuenta y ve en la tortilla las mismas virtudes que las de su amada, hasta que finalmente comprende la verdad pero la elige a ella por encima de sus amigos. Ese es el rasgo no conveniente de la chica, una interpretación muy tuya del amor prohibido que se pide en la convocatoria. Igual me estoy montando una película que no tiene nada que ver con la finalidad del relato jaja, pero es mi modo de interpretarlo tras una tercera y detallada lectura. Como leo que no te gusta desgranar tus historias me temo que me quedaré con la duda. No solo te has devanado los sesos para escribir este cuento, sino que has conseguido que lo hagamos los demás. Te deseo mucha suerte Pepe. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Jorge, y peliculas para nada. Tu opinión tiene mucha miga, y es tan válida como cualquiera. En una entrevista a Murakami le preguntaron por algunos de sus relatos, que qué quería decir con ellos, y él dijo que no lo sabía, pero que las interpretaciones de cada lector eran mejores que el propio relato. Nunca me hubiera pensado que este relato de la Tortilla hubiera dado para tanto. Cuando escribes intentas esconder algo, o desviar la atención mejor dicho, potenciar una u otra metáfora, aunque en este, la dificultad en la que me topé fue que quise que todo fuera normal, cotidiano, sin escenas raras o fantásticas. El resultado me gusto mucho, pero lo que más las múltiples teorías que de él van saliendo. Todas válidas y mejores que el propio relato.
EliminarPor cierto, si un día podemos hacer una ajuntada, ten por hecho que yo llevó tortilla, je, je, je.
Un fuerte abrazo, Jorge, y nos vemos en la gala.
Hola, Pepe. Nis has regalado un relato de amor con prejuicio sino también un tratado culinario sobre la tortilla española. Me ha recordado a 'Como agua para chocolate'. Donde se tejía la novela entre platillo y platillo. Tú las has traído al hogar patrio con el plato español por excelencia. Me ha gustado muchísimo tu enfoque culinario, amén de haber aprendido unos cuantos trucos al respecto. Yo también soy 'team cebolla', sin ella pierde toda su esencia y no es lo mismo. Lo del ajo nunca se me había ocurrido pero no está mal probarlo. En cuanto a la chica del relato, no me queda tan claro que sea una mala chica y él no lo vea. ¿Por qué siempre hemos der las mujeres las malas de la película? Quizá esa manera de pensar no sea más que otro micromachismo. Me alegra pensar que tú nos hayas dejado el camino libre para que pensemos lo que queramos, y yo prefiero creer que los amigos tengan cierta envidia porque la chica se fijara solo en el protagonista o que, simplemente, lo quisieran solo para ellos. No muchos elegirían a la chica en estas circunstancias. De todas maneras, lo mejor es que tu relato nos obligue a pensar sobre ello. Por eso, es desde ya uno de mis favoritos.
ResponderEliminarSuerte en el Tintero. Un abrazo.
Hola, MJ Ru1z, pues parece que va ganando la tortilla con cebolla, por lo menos en eso estamos de acuerdo. (Si la pruebas con ajo ya no la querrás de otro modo, je, je). Como le decía a Jorge, no me hubiera nunca imaginado la cantidad de interpretaciones, todas pivotando la deseosa tortilla, que es la prota y barrera entre ambos mundos. Por su puesto, me gusta mucho tu punto de vista, otro más que me apunto y ya van...
EliminarMuchas gracias por pasar y un fuerte abrazo!
Excelente sabor a tortilla de papas nos dejas en la boca... Bromas a parte la historia la está muy bien tejida. Suerte y un abrazo
ResponderEliminarHola, Nuria. Papas, eso lo decía cuando era pequeño, aunque creo que es por la semejanza con el valenciano. Creo que sabían mejor cuando les llamaba papas, no sé.
EliminarMuchas gracias pasar y por tan amables palabras.
Un abrazo!
Hola, Pepe. ¡Vaya revuelo has montado con tu tortilla! Las teorías sobre el significado del relato son de lo más maravillosas, sobre todo la de Gabilante y su idea de que la chica es en realidad un calabacín. Soberbio. Yo creo que simplemente el amigo está enamorado del protagonista y no ve otra firma de desembarazarse de la chica que menospreciando a la tortilla.
ResponderEliminarUn manjar para el paladar, eso es tu relato. Enhorabuena.
Ja, ja, ja, ¡Bruno! Esta sí me ha pillado por sorpresa, pero totalmente de acuerdo, aquí no se libra nadie y tengo que hacerme una tabla para anotar las teorías y ponerle nota. La tuya me ha sorprendido, gratamente.
EliminarMuchas gracias por pasar y comentar, compañero.
Un abrazo!
Hola, Pepe. El arte de hacer un buen relato pertenece únicamente a los maestros como tú. Con una "simple tortilla" atrapas desde el principio y suscitas la controversia del lector sobre lo que es o no, si con cebolla o no o a quién pertenecen esas caderas (Gabiliante, también genial). Este relato admite interpretaciones, como se ve por los comentarios. Yo pensaba que alguien le levantaba la novia a alguien y que el espectáculo ya no estaba en la cocina sino en el salón. Un relato que aparenta insulso superficialmente, porque cómo se debe hacer una tortilla está en millones de sitios y todas diferentes, pero que encierra un trasfondo y que posiblemente no tiene que coincidir. El otro día miraba una obra (instalación las llaman) y su autor se acercó y me dijo "¿qué ves?", le di mi explicación y con algún pequeño comentario, dio mi visión por buena. Creo que me dio a entender que lo que se busca es la implicación del que lo ve (o lo lee). Bueno, como siempre genial. Un abrazo.
ResponderEliminarPues son dos buenas maneras de ver el relato, Isan, la de tu interpretación y la de la anécdota que cuentas de la obra que viste. No pensé que esto llevara a tanta controversia, pero claro, aquí todos escribimos y tenemos una imaginación que le gusta volar bien alto, y el resultado está siendo mejor que el propio relato. El espectáculo ocurría tanto en salón como en cocina, a la vez como si fueran dos mundos a parte hasta que uno de ellos se esfumó o por lo menos así lo sintió el prota.
EliminarMuchas gracias por pasar, Isan, y un fuerte abrazo!
La tortilla con cebolla, Pepe, y tu narrativa con mucha maestría. Muy bien retratado ese momento en el que el equilibro se rompe y ya solo es ella o él y lo demás es solamente lo demás. Muy buen relato de amor.
ResponderEliminarMe ha gustado el relato. Suerte en el Tintero. Un abrazo.
Hola, Carles, me encanta lo que leo, creo que a nadie le gusta sin cebolla. El equilibrio entre varios mundos es difícil de llevar. Al final, como dices, quedaron los dos solos.
EliminarUn abrazo y muchas gracias por pasar!
Qué maravilla cómo vas cocinando las tortillas mientras evoluciona la historia de amor. He de decirte que me he anotado cómo hacerlas tan ricas. Lujo narrativo. Felicidades, Pepe! Un abrazo.
ResponderEliminarMayte! Bueno, para hacer una buena tortilla, también hay que tener paciencia, y un poco de práctica, que no sabes la de sartenes que he destrozado, je, je.
EliminarMuchas gracias por pasar y un abrazo!
La solucion seria evitar hacer rituales culinarios con amigos.... no acostumbralos a que algo siempre tiene que ser perfecto. Si el ritual culinario es constante en el tiempo, y uno cambia un ingrediente clave, lloveran las criticas y reclamos.
ResponderEliminarotra ya seria no tener amigos o tenerlos pero no cocinarles nada
Completamente de acuerdo, José, la rutina es una mala compañía y más si se te mal acostumbran.
EliminarMuchas gracias por pasar y un abrazo!
Hola, Pepe. Qué te voy a contar, yo también soy tortillero y no me importa decirlo en alto en un bar de tortillas bien hechas. La relación paralela entre el arte culinario y el romántico, que nos narras entre fogones, tiene el punto que para llevarse el gato al agua hace falta cascar algunos huevos.
ResponderEliminarUna relación sin volver a comer tortilla me parece arriesgada y más que pueda durar, pero allá ellos. 😂
Por cierto, si no lo has hecho prueba la tortilla de patata con carne de puchero deshilachada, es de otro nivel.
Saludos y suerte.
Dios mío, en la carnicería de donde vivo hacen unas croquetas de puchero que son de lo mejor que he probado, y ¿ahora me dices que puedo hacer tortilla de carne de puchero? JM, mi colesterol te va a enviar una carta de gratitud, ☺☻
EliminarDe tortillero a tortillero, muchas gracias por pasar y dejar tus siempre tronchantes opiniones, JM.
Nos leemos y un fuerte abrazo!
Hola, Pepe!! Tu relato es muy original y sabroso!! jajaja. Me ha gustado mucho cómo has entretejido la historia de amor con la forma tan detallada e interesante en la que cocina la tortilla. Enhorabuena y un abrazo!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Cristina, me alegra que te gustara.
EliminarUn abrazo!
Hola, Pepe. La tortilla al estilo del monolito de Kubrick, jajajaja. Cómo una metáfora que lo explica todo. Una presencia que sujeta demasiadas cosas para , al final, acabar muriendo en detrimento del amor. Ya no habrá tampoco mas finales del mundial. La tortilla como fin de una época e inicio de otra. No diremos de tiempos mejores ni peores, sencillamente distintos. Creo que está todo.
ResponderEliminarFelicidades.
Un abrazo.
Tiempos distintos, Pedro, siempre eso. Vaya con el monolito de Kubrick, esa sí que es buena.
EliminarMuchas gracias por pasar y tampoco creo que hayan más finales de mundial, je, je.
Un abrazo!
Hola Pepe, entre tortillas anda las cosas, tengo que reconocer que tu relato es de los más originales, y eso merece un aplauso extra.
ResponderEliminarUn abrazo y suerte en el concurso
Puri
Muchas gracias, Puri, la suerte ha sido estos comentarios tan sabrosos.
EliminarUn abrazo!
Definitivamente.. las tortillas y el vino son tan buenos como la compañía con la que los disfrutamos... De todas maneras, voy a tratar de seguir las recomendaciones del chef a ver si a mi si me sale una tortilla de campeonato.. ¡Excelente relato!.. Saludos
ResponderEliminarEspero que los consejos sean de tu ayuda, Octabio.
EliminarUn abrazo!
Con este relato hasta me provocó comer tortilla jajaja. De verdad, aunque muchos no lo crean hay platos que despiertan emociones, en tu relato la tortilla une a las parejas. Lástima que no pueda probar un poco, a ver qué emoción despierta por allí. Abrazos virtuales desde Venezuela.
ResponderEliminarEl gusto es uno de esos sentidos que se dan mucho en la literatura, despiertan emociones, recuerdos y muchas cosas.
EliminarMe alegra que te haya gustado, Raquel.
Un abrazo!
Magnífica historia, Pepe!! Aplaudo, hago la ola y hasta una voltereta!! Un relato original y perfectamente narrado. Sin palabras y con ganas de comer tortilla me has dejado. Enhorabuena!! Un abrazo!
ResponderEliminarPues no te quedes con las ganas, Lola, y tortilla pal cuerpo, je, je.
EliminarMuchas gracias por pasar y por tan amables palabras.
Un abrazo y nos leemos!
Felicidades Pepe por ese Tintero de Plata, has presentado un gran trabajo, con un relato misterioso y enigmático. Un abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias, Jorge, quizá el secreto estuvo en lo misterioso, o en la cebolla, no sé, ja, ja. En realidad me ha sorprendido, porque había relatos fantásticos que se han quedado afuera de la mención, como el tuyo.
EliminarMuchas gracias por pasar y un abrazo!
Enhorabuena por ese podio, Pepe, un magnífico Tintero de Plata para tu gran relato. Si es que la tortilla española triunfa allá donde vaya. ;-P
ResponderEliminarUn abrazo.
Ese es el sello del éxito, como las cerveza con su tapita o la canción popera que tiene la base de una obra clásica... Quizá fue una trampilla, pero es que ¿quién se resiste a una buena tortilla?
EliminarMuchas gracias, Carles y un abrazo!
Felicidades, Pepe. Ha resultado una tortilla con mucho jugo que ha hecho la delicia de los chefs. Me he alegrado un montón. Un abrazo.
ResponderEliminarIsan! Esta es la prueba de que la tortilla le gusta a todo el mundo. Y es que, no me esperaba quedar tan alto. El nivel ha sido inmenso, tu relato es prueba de ello, y no sabes la alegría que me ha dado Marta. La pega es que ahora incrementaré el consumo de tortilla, espero no cansarme de ella, je, je.
EliminarUn abrazo y muchas gracias
Felicidades, Pepe. Una tortilla deliciosa, digna merecedora de este premio. Es un honor compartir espacio contigo.
ResponderEliminarUn abrazo.
El honor es mío, Carmen, vuestros relatos son mejores y estar entre ellos es un auténtico subidón.
EliminarMuchísimas gracias y un abrazo!
¡Bravo por tu premio! ¡Y bravo por tu arte, amigo, que siempre nos embelesa!
ResponderEliminarUn abrazo! :)
Muchísimas gracias, Maite, me alegra mucho que os haya gustado en general un relato algo extraño.
EliminarUn abrazo!
¡Esa tortillaaaa con un michelín de plata!
ResponderEliminarEnhorabuena Pepe. Un abrazo y ponme una tapita con cebolla, porfa.
Bueno, con cebolla, ajo, pimientos verdes cortados en juliana, maíz y todo lo que se te antoje, je, je.
EliminarMuchas gracias, Isabel, un fuerte abrazo!
Hola Pepe, felicidades, nunca imaginé que una tortilla podría dar otras vueltas. Ingenioso y divertida la historia. Un abrazo
EliminarBuah, Eme, un dia estuve dos horas para hacerla, salió tremenda, aunque no compensó el estropicio en que quedó convertida la cocina.
EliminarMuchas gracias, Eme, y a ver si te animas a la próxima.
Un abrazo!
Qué buen relato!!!! Enhorabuena por el segundo puesto en el concurso, vengo de El tintero de Oro para leer tu relato y madre mía qué bueno!!! Con el título ya me habías ganado, sinceramente. Al ser española que vive en el extranjero me piden mucho que haga tortilla jajaja Quizá algún día aprenda a voltearla sin el plato.
ResponderEliminarY por cierto, he leído en algún comentario por arriba sobre poner calabacín en la tortilla. Está muy rica! Hay que cortar fino el calabacín y freírlo con las patatas, como si fueras a hacer patatas a lo pobre, pero con calabacín en vez de pimientos.
Seguiré leyendo tus relatos, un abrazo!
Hola, Teresa, pues bienvenida por estos lares. Me alegra mucho que te gustara, la tortilla es como la cocacola, donde va triunfa. Tomo nota del apunte del calabacín, seguro que está delicioso.
EliminarUn abrazo y muchas gracias por pasar!
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