Hola a todos. Hoy presento un relato algo peculiar, es una iniciativa de Merche, donde había que escribir un relato sin narrador dialogado o similar con un protagonista especial: Tartufo. Huelga decir que me encanta cada una de las premisas, los diálogos y los arlequines, así que no me pude resistir. Aquí os la dejo, espero que os guste
WALLAPOP
Yo: Me interesa.
Tartufo: Perfecto, ¿me haces transferencia?
Yo: Espera, espera, ¿es de verdad?
Tartufo: ¿El qué?
Yo: ¿Qué va ser? El traje de arlequín, ¿es el auténtico?
Tartufo: No entiendo tu pregunta, el anuncio es claro, «Vendo mi traje de arlequín,
está usado, pero en perfectas condiciones. Palabra de Tartufo».
Tartufo: Mira, ¡no tengo tiempo para esto! ¿Lo quieres o no?
Tartufo: Bueno, tengo mis razones.
Tartufo: Como nuevo.
Tartufo: ¿Lo quieres o no?
Tartufo: Ufff, vale, te lo digo: es que ese traje me pone triste, por eso quiero
Yo: Ya, pero me cuesta creer, ¿eres Tartufo de verdad?
Tartufo: Mira, ¡no tengo tiempo para esto! ¿Lo quieres o no?
Yo: Sí, sí… Solo que no entiendo por qué Tartufo quiere
deshacerse de su traje auténtico.
Tartufo: Bueno, tengo mis razones.
Yo: ¿Pero está en buen estado?
Tartufo: Como nuevo.
Yo: Perdona si me pongo pesado, pero entonces, ¿por qué lo vendes?
Tartufo: ¿Lo quieres o no?
Yo: A ver, sí, pero solo si está en buen estado, no soy tan friki como
para querer un traje a cualquier precio aunque haya pertenecido
al mítico Tartufo. ¿Por qué lo vendes si está bien?
Tartufo: Ufff, vale, te lo digo: es que ese traje me pone triste, por eso quiero
venderlo, para recuperar mi alegría.
Tartufo: Cliché o no, en mi caso es una realidad; este traje tiene la tristeza
Yo: Vaya, es un cliché que un bufón esté triste, ¿no crees?
Tartufo: Cliché o no, en mi caso es una realidad; este traje tiene la tristeza
incorporada.
Tartufo: ¿Por qué?
Tartufo: Eso es absurdo, un traje no tiene ese poder.
Tartufo: Es una metáfora, tío, es como me siento yo al ponérmelo,
no es que el traje tenga un conjuro budú.
Tartufo: ¿Cómo? ¿Me estás regateando? ¿A mí? ¿Al puñetero Tartufo?
Tartufo: Ni hablar, es mi traje, con él que me gano la vida; ya no seré más Tartufo,
solo una persona normal.
Tartufo: Mira, no hay trato.
Tartufo: Espera, y pago yo los gastos de envío, y te regalo los cascabeles.
Tartufo: Es que…
Tartufo: ¡Vale!, a mitad de precio.
Tartufo: Fantástico… a medias.
Tartufo: Bueno…, ¿te puedo hacer una pregunta? ¿Para qué lo quieres?
Tartufo: Vaya, pues con este traje amarillo vas a triunfar..., qué digo triunfar,
¡pasarás a los anales de la historia!, no habrá persona que no te acuerde de ti
con la sola remembranza de cualquier traje amarillo.
Yo: ¿Sabes? No eres muy buen vendedor.
Tartufo: ¿Por qué?
Yo: Porque ahora no estoy seguro de querer comprarlo. ¿Y si me pega
esa tristeza?
Tartufo: Eso es absurdo, un traje no tiene ese poder.
Yo: ¡Pero si tú me has dicho que hace eso!
Tartufo: Es una metáfora, tío, es como me siento yo al ponérmelo,
no es que el traje tenga un conjuro budú.
Yo: Ya… Pero no sé. ¿me lo rebajas a la mitad?
Tartufo: ¿Cómo? ¿Me estás regateando? ¿A mí? ¿Al puñetero Tartufo?
Yo: Sí, me ha dado «yuyu» eso de la tristeza.
Tartufo: Ni hablar, es mi traje, con él que me gano la vida; ya no seré más Tartufo,
solo una persona normal.
Yo: Normal pero feliz.
Tartufo: Mira, no hay trato.
Yo: Pues me parece que paso.
Tartufo: Espera, y pago yo los gastos de envío, y te regalo los cascabeles.
Yo: Mitad de precio o no hay trato.
Tartufo: Es que…
Yo: Adiós, Tartufo, y suerte con tu tristeza...
Tartufo: ¡Vale!, a mitad de precio.
Yo: ¡Perfecto! En unos minutos te llegará la transferencia.
Tartufo: Fantástico… a medias.
Yo: Venga, no te pongas así, en el fondo hemos salido ganando los dos.
Tartufo: Bueno…, ¿te puedo hacer una pregunta? ¿Para qué lo quieres?
Yo: Actúo en teatros.
Tartufo: Vaya, pues con este traje amarillo vas a triunfar..., qué digo triunfar,
¡pasarás a los anales de la historia!, no habrá persona que no te acuerde de ti
con la sola remembranza de cualquier traje amarillo.
Yo: ¿Tú crees?
Tartufo: Puedes apostar tu vida a que sí.
Hola, Pepe: me encanta, jajajaja, qué bueno, desde la incorporación de Tartufo en este diálogo contigo hasta la forma en que has dispuesto dicho diálogo, Tartufo a la izquierda y el "yo" a la derecha, al estilo mensaje de Whatsapp. También me ha parecido original que Tartufo venda su traje porque le pone triste, en el fondo tiene corazón, se ha hartado de ser tan burlón o de que se rían los demás de él, que también puede ser. Y su palabra final, irónica, refiriéndose al amarillo, ha quedado muy Tartufo... Creo que al "yo", si se pone ese traje, no le auguro un buen futuro en el teatro.
ResponderEliminarEn definitiva, Pepe, un estreno genial, muy buen microteatro.
Muchas gracias por animarte. Te espero en los demás, no te escapes, jeje, la nueva convocatoria del reto de febrero de microteatro saldrá el próximo día 2 de febrero.
Un abrazo. :)
Hola, Merche, me encantan los arlequines, no sé, su magia, su inocencia, su tristeza enmascara, jajaja.Aquí el pobre Tartufo que se las dio de triste, pero que en el fondo no augura nada bueno.
EliminarMuchas gracias y si puedo participo en la siguiente.
Un abrazo
Muy bueno y divertido el diálogo wasapero.
ResponderEliminarHay que ser valiente para vestirse de amarillo en un teatro.
Un abrazo.
Muy muy valiente, Chema, pero ya sabes dónde acaban lo valiente, jaja.
EliminarUn abrazo!
Ese tío me estaba poniendo nervioso con tanta pregunta y regateo. La paciencia de Tartufo es infinita. Yo ya le habría enviado a hacer puñetas, je, je.
ResponderEliminarMuy bueno y divertido.
Un abrazo.
El arte del regateo es casi una cualidad imnata, yo soy fatal y siempre acabo comprando lo que sea para que me dejen estar, jejeje.
EliminarUn abrazo, Josep
Hola Pepe, me parece muy original. El diálogo entre ambos personajes es fluido y tiene su pizca de comicidad. Me ha encantado. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana.
EliminarUn abrazo
iHola, Pepe! Bueno, se ha juntado el hambre y las ganas de comer, ja, ja, ja... Un reto que le va como un guante a tu dominio del diálogo. Me gustó cómo has logrado el suspense a través de las preguntas y las respuestas que el lector devora.
ResponderEliminarTratándose de ese personaje, diría que el comprador a lo mejor se lleva por la mitad del precio, la mitad del traje. Un abrazo!
Se lleva media vida por delante como acabe poniéndoselo, jajaja. La verdad es que vaya par, le decía a Josep que a mí el regateo me saca de quicio, y no llego ni a ceder, o me marcho dejando la palabra en boca ajena o compro sin rechistar. Pero así es la vida de hoy en día, o parte de ella.
EliminarUn abrazo
Hola Pepe. Original idea la que nos traes en este relato. Diálogos fluidos y muy coloquiales, tensos por momentos como corresponde a la negociación que llevan a cabo. Toda una lección en el arte del regateo, el comprador al darse cuenta de lo importante que es para Tartufo deshacerse del traje aprovecha la circunstancia, y mucho me temo que, aunque el relato acaba donde acaba, Tartufo aprovechará el hecho de que el comprador quiere ganarse la fama con él para volver a renegociar el precio. Un abrazo.
ResponderEliminarCuando el comprador lo tenga y adivine el devenir le tocará pagar para que se lo lleven de vuelta, jejej, es el arte del buen vendedor, un tramposo que juega con las necesidades de la gente, pero, en este caso, el comprador se lo ha buscado.
EliminarUn fuerte abrazo, Jorge