«Al pasar la barca, me dijo el barquero, las niñas bonitas no pagan dinero...».
Yo no soy bonita, pero en este caso sí me hubiera gustado serlo. Por lo menos la entrada al pub me hubiera salido gratis. Aun así, tampoco ha sido mucho. Tres euros. Tres simples chapas. Un pago menor en comparación con el premio.
El Embarcadero, se llama el antro. Es famoso. Parece que llevo toda la vida oyendo hablar de él. Incluso mis abuelos, o mis padres lo conocían, aunque los que más, mis amigos, muchos de los cuales ya lo han frecuentado.
La entrada es tenebrosa, pero hipnótica. No he podido evitarlo y me he adentrado sin esperar a nadie. Ya aguardo dentro a los tardones de mis amigos. Entonces, ha aparecido el segurata. Un tipo alto y con cara desfigurada, cadavérica. A él le he dado las tres monedas. Acto seguido me ha llevado hacia una especie de carricoche en forma de canoa. En su interior ya aguardaban algunas almas expectantes. Él, sin esperar más, ha agarrado una pértiga y ha empezado a tirar de la canoa. Una serie de crujidos ha acompañado ese avance junto con una zozobra singular, como si en realidad estuviéramos navegando.
«...Yo no soy bonita, ni lo quiero ser...»
El barquero continúa canturreando. Se ha presentado como Caronte. Al fondo, el local comienza a dibujarse. Parece una especie de costa negra. No es como imaginaba, pero da igual; allí esperan mis antepasados y viejos amigos... ¿Se acordarán de mí?
Nada menos que Caronte y el cruce de las almas por el río Aqueronte. Y esa canción que me ha recordado a mis hermanas saltando a la comba cuando eran niñas: «Al pasar la barca me dijo el barquero las niñas bonitas no pagan dinero. Yo no soy bonita ni lo quiero ser, arriba la barca una, dos y tres». Esas tres deben ser las monedas.
ResponderEliminarMuy buena tu adaptación.
Un abrazo.
Muchas gracias, Chema, la cancioncita da para mucho, sobre todo si es infantil sobre trasfodo téticro.
EliminarUn abrazo!
Caronte carente de carencias, solian decir, y este relato me recordo tan peculiar personaje, que asusta con solo la presencia, pero pensandolo bien no era maligno en si mismo. Eso si hay que pagar el paseo.
ResponderEliminarNo, solo era un emisor, nada de maldad, a no ser que fueras de vacío.
EliminarUn abrazo!
Caronte es su versión más bonita. Me encantó el planteamiento entre una canción infantil.
ResponderEliminarUn abrazo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarMuchas gracias, Albada
EliminarUn abrazo
Un viaje al más allá por tres monedas, no está mal. Lo malo es que se trata de un viaje con un billete solo de ida.
ResponderEliminarMuy bueno, Pepe.
Un abrazo.
Sí, Josep, no es un viaje de ida y vuelta, jeje.
Eliminarmuchas gracias por pasar y un abrazo!
¡Ay, ese barquero! Un micro absolutamente genial, Pepe. Me ha encantado cómo traes el personaje a la actualidad y cómo haces intuir lo que va a suceder sin explicarlo directamente. Muy buena historia.
ResponderEliminarMuchas gracias, Marta, genial la propuesta, ha dado para un montón de relatos. Yo estuve vacilando entra unos cuantos, al final me decliné por la barquita, y me gustó el resultado.
EliminarMuchas gracias por pasar y un abrazo!
Mejor narrado, imposible. Me ha encantado. Besos :D
ResponderEliminarAy, Margarita, muchas gracias por tus palabras.
EliminarUn abrazo y besos!
Hola Pepe, una canción infantil que analizada como tu lo haces y traída a la actualidad con la entrada en ese antro, nos predice que algo malo va a pasar.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un abrazo
Puri
Bueno, malo o inevitable, pero bueno al fin y al cabo.
EliminarMuchas gracias por pasar y un abrazo
Me vas dando datos, y veo venir a Caronte y su barca, no obstante todo el tiempo de lectura espero que algo más ocurra en El Embarcadero. Eso es una perfecta narración. Me encantó. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Juana, qué palabras más bonitas me dejas.
EliminarUn fuerte abrazo y muchas gracias por pasar
¡Wow! Qué chulada de relato. Sabía de qué se trataba desde el principio, pero te dejas llevar a ritmo de la canción acompasado con las aguas esperando el sorprendente final. ¿Cómo has conseguido engañarme sin engañar?
ResponderEliminarGracias por regalarnos algo así, Pepe.
Gracias a ti, Pilar, por pasar y dejar tan bonitas palabras.
EliminarMe alegra mucho que te haya gustado y hayas pasado tan grato rato.
Un fuerte abrazo, compañera
Pues no le des ideas a los idearios de negocios de ocio nocturno, que te la roban, aunque lo mismo ya hay un pub-antro por algún lugar.
ResponderEliminarMuy bueno, amigo Pepe.
Esos ya se las saben todas, Isabel, aunque no sé y si un antro de estos tipo el Embarcadero triunfaría al saber dónde te lleva.
EliminarUn abrazo, amiga Isabel
Hola Pepe.
ResponderEliminarHas jugado con nosotros de una forma muy sutil. Nos colocas a la niña en la actualidad de un pub de moda, nos recuerdas la cancioncilla que seguirá resonando en nuestra cabeza y nos haces intuir lo que va a suceder con unos pocos detalles: la barca, el nombre del segurata, las 3 monedas, la partida anterior de padres y abuelos... ¡Me ha parecido una historia excelente! Gracias, porque la he disfrutado mucho.
Un fuerte abrazo.
Me alegra mucho, Trujamán que te haya gustado tanto. La verdad es que la historia fue saliendo sola una vez ideé el mito.
EliminarMuchas gracias por pasar, y un fortísimo abrazo
¡Uf! Me ha encantado. No sé definir bien la sensación que me ha dejado, como de mezcla de dos realidades, la de la muerte y la del sentimiento del personaje al atravesarla... Además, la música, la cancioncilla, la he sentido muy poética, es todo un acierto (imaginaba también una voz infantil cantándola todo el tiempo, aunque sea Caronte quien canturrea). Tiene algo mágico, surrealista todo el micro. Y el grabado de Doré de la Divina Comedia, perfecto, con ese estilizado romanticismo.
ResponderEliminarUn micro original y muy bello!
Un abrazo
El romanticismo de la muerte es algo que no se suele ver, o no se suele sentir del mismo modo que un romanticismo normal. Yo traté que fuera algo parecido a una fiesta, un encuentro de amigos y pasados familiares, con la cancioncita que me vino de perlas.
EliminarMuchas gracias por pasar y dejar tus impresiones, Maite.
Un abrazo!
Esas tres monedas, Pepe, esas tres monedas. Muy buen micro en el que relatas el inicio del viaje al ultramundo de Hades. Con el pago del peaje vi la luz y el destino de la protagonista, me ha gustado mucho como la canción infantil hace de contrapunto y te mantiene atado mientras lees al mundo "real" del cual se va alejando poco a poco. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues me alegra mucho que te gustara, Carles, a pesar del tema tan delicado, traté de que fuera lo menos doloroso posible.
EliminarMuchas gracias por pasar y un abrazo!
Hola, Pepe, qué bien juegas con esas herramientas literarias para crear este genial micro, vas dejando pistas, algunas escalofriantes, y nos pones a la expectativa, por lo que vas narrando, hasta revelarnos el mito, bien logrado Pepe, la canción infantil muy apropiada. Un abrazo.
ResponderEliminarSí, Harolina, el tema es escalofriante, pero no quería que fuera sentido de ese modo, sino como parte de un sino que hay que aceptar, como un paso hacia otro nivel de existencia. Me alegra que te haya gustado.
EliminarMuchas gracias por pasar y un abrazo
Que fantástico espectáculo hay en tus letras, Pepe. La canción acompaña mientras va surgiendo el escenario, cada vez más tétrico, pero sin parecerlo del todo. Ha sido como navegar por dos cauces sin que el miedo se imponga, pues está la aceptación y los encuentros... El final inesperado, y también buenísimo. Gracias, por traernos a Caronte con tan gran ingenio.
ResponderEliminar!Maravilla de relato!
Un abrazo.
Ay, Mila, no sabes lo que agradezco y me alegra tantas buenas palabras para el pequeño micro. A pesar del tema, me gustó que no fuera trágico, me alegra haberlo conseguido.
EliminarUn fortisimo abrazo, Mila
Hola Pepe. El mito de Caronte traído a la realidad, modernizado de tal forma que la entrada al más allá es ese pub misterioso y tétrico. Has jugado con nosotros durante todo el relato, desvelándonos la información a cuentagotas para que vayamos formando la historia hasta que se nos presenta ese final con la barca entrando en el más allá. Muy buen micro. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Jorge, pues me costó dar con el mito que más me proporcionara ese juego de ir haciendo algo típico con un toque dispar, surrealista, a la par que quedase, al final, lo más claro posible. Con el archiconocimiento de los mitos, es complicado, pero de eso se trata esto delos retos.
EliminarMuchas gracias por pasar y por dejarme uno de tus detallados comentarios.
Un abrazo!
Hola Pepe. Sin duda Caronte es inmune al paso del tiempo. Excelente Micro. Un abrazo.
ResponderEliminarEn efecto, Ainhoa.
EliminarUn fuerte abrazo!
¡Hola Pepe! Maravilla la inclusión de esa canción infantil en tu micro. Una revisión al mito de Caronte contado con un muy buen ritmo de narración. La descripción de esa entrada nos hace imaginar de lleno el tenebroso escenario alrededor de la barca.
ResponderEliminarUn saludo.
En efecto, Rocío.
EliminarMuchas gracias por pasar y un abrazo
Hola. Pepe. Por fín llego a tu relato después de pelearme con el tiempo leyendo los anteriores en riguroso orden de aparición, como los nombres de los actores de una función. Cuando leía ya imaginaba que no todo era como parecía. Y han empezado a desfilar los abuelos , los padres y los amigos por el más famoso pub. El enlace de la historia, la canción y Caronte ha sido magnífico, Esa canción imaginándola en el contexto del mito cruzando el río tiene mucha potencia. Magnífico como nos tienes acostumbrados. Un abrazo.
ResponderEliminarSí, la verdad es que me costó dar con los ingredientes pero una vez aparecieron todo fue coser y dejarse llevar por ese río tenebroso.
EliminarMuchas gracias por pasar, Isan, y un fortísimo abrazo, amigo!
Muy buen micro, Caronte por un lado y la canción infantil, que por otro lado me recuerda a la infancia, me ha gustado mucho, saludos.
ResponderEliminarPATRICIA F.
Muchas gracias, Patricia.
EliminarUn abrazo
Hola Pepe, me ha gustado tu creación, recreando el mito de Caronte el barquero con un toque moderno. Una narración que se desliza suave y que desde el principio interesa y nos hace querer terminar la historia. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana.
EliminarMe alegra mucho todo eso que dices.
Un abrazo
Parece que el lugar era una trampa para incautos, para llevarlos al más allá, en forma anticipada.
ResponderEliminarBien planteado el personaje de Caronte.
Saludos.
Bueno, trampa o sino, jajaja.
EliminarMuchas gracias por pasar, Demiurgo
Espero que sus antepasados se acuerden, porque va decidida. El recurso de la canción , como ya te han dicho por ahi, es muy chulo. A ver si quedamos para tomarnos una copa , pero en el que está enfrente del embarcadero, no?, jajajaja.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.
Sí, sí, Pedro, de momento, que El Embarcadero espere, que todavía nos quedan muchas cosas por hacer y compartir, jejej.
EliminarMuchísimas gracias por pasar, amigo, y un fuerte abrazo!
¡Hola, Pepe! Jo, me ha parecido un micro sobrecogedor. La canción infantil me trajo a la mente aquella que iniciaba la peli de Freddy Krueger, con las niñas saltando a la comba. Y quizá esa imagen me ha sugerido la terrible tragedia que quizá se esconde en este micro. La de una niña bonita que va a un antro y quién sabe qué le ocurre allí, qué episodio sufre para que todo se convierta en esa barca y ese último viaje. Un fuerte abrazo!!
ResponderEliminarBueno, bueno, David, creo que le has dado una vuelta de tuerca que no se me había ocurrido. Se nota que útlimamente te estás juntando con tipos un poco malvadetes, como ese señor López o el Eminente Carlos Martini, jajaj. Pero me has otorgado una visión que no se me habría ocurrido nunca, gracias por el aporte, por pasar y por el comentario.
EliminarUn abrazo!
Hola, Pepe:
ResponderEliminarUn cuento fascinante. Lo entendí como un relato de iniciación adolescente (soy bastante torpe para interpretar sutilezas creativas o indirectas vitales), pero según me fui adentrando en él de la mano de tu narradora empecé a notar que su mano era cada vez más fría y tu escritura más intensa.
Un abrazo de este sorprendido y fascinado lector, Pepe.
Jo, Nino, muchas gracias por unas palabras tan reconstituyentes.
EliminarUn fuerte abrazo!
Hola, Pepe. Con lo del barquero y la pértiga pensé que estaba en Venezia con Los Hombres G. Bueno, en cualquier caso, un paseo en barca por solo tres euros es un chollo, la única pega es que no puedes repetir.
ResponderEliminarSaludos.
Jajaja, te voy a decir, JM, que ese viaje, aunque al principio divertido, hacia la mitat se convierte en tortura, jeje.
EliminarUn abrazo!