En septiembre de 2019 un relato mío salió elegido para su publicación y como homenaje a esos compañeros que han estado, están y, después de todo esto que está pasando, continuarán estando, lo publico por aquí también.
UNO PARA TODAS Y TODAS PARA UNO
—Venga que se escapa —dice la gafa de lejos.
—Para ti es fácil, yo solo puedo moverme a distancias cortas —reprocha la gafa de cerca.
—Último esfuerzo —anima de nuevo la de lejos.
—Es inútil. —La gafa de cerca está al borde del derrumbe; a lo lejos, ve cómo el progresivo se va desmarcando—. Llegará antes a la meta...
—Da igual, lo importante es llegar. —La gafa de lejos sigue con sus incentivos—. ¡Mira!, ¡está ahí!
De ponto, asoma la meta: una óptica. Renovadas energías asolan a cada una. En pocos segundos llegan y se internan. Dentro está el óptico-optometrista realizando un examen visual a un paciente. Lo bordean, entran al taller del local y se encuentran al progresivo junto una lente blanda flotando en un recipiente.
—¿Y esto? —dice con extrañeza la gafa de lejos; nunca antes había visto nada parecido.
—Soy una lente de contacto, ¡vuestra perdición!
—¡Claro...! —suelta el prepotente progresivo—, ¡qué flamante! Nunca podrás valerte tú solita, siempre necesitarás el apoyo de unos lentes convencionales.
—¡Eso! —Exclama la gafa de lejos.
—¡Cállate! —le reprocha el progresivo con sorna—.Tú ya estás casi obsoleta.
—Tiene razón —solloza la gafa de cerca—, ya le sucedió al monóculo. Nos llegó la hora...
—A todas, en realidad —ríe la lentilla.
Entonces, entre esa nube de reproches, aparece el óptico-optometrista y pone orden.
—¡Calma! ¿Qué pretendéis? Tenemos un paciente esperando. Su salud visual es delicada, ¿no lo entendéis? Os necesita a todas y no por separado, sino juntas.
Ja, ja, ja... Divertido micro, Pepe. En mi caso no dejaría de lado el monóculo, dado que solo puedo leer con el ojo izquierdo, la visión del derecho se la llevó un `puñetero hemangioma congénito hace unos ocho años. Merecido reconocimiento a este micro. Un abrazo!!
ResponderEliminarUn poco sofisticado sí parecerías con un monóculo, je, je. Vaya mala pata lo de tu ojo, menos mal que tenemos dos, se pierde percepción de profundidad pero se valora mucho más ese preciso Don que tenemos.
EliminarMuchas gracias por pasar. Me alegro que te divirtiera.
Un abrazo y nos leemos!
¡Genial! Una historia de gafas, ja,ja,ja. Pero si las hay de animales que hablan, por qué no de esos adminículos tan frecuentes (quién no los usa hoy día es un tipo raro) tan útiles como caros.
ResponderEliminar¿Y qué decir del pobre cliente? Pues que debe de estar al borde de la ceguera, je,je.
Muy original y divertido.
Un abrazo.
Hola, Josep, pues yo, casualmente, no uso gafas, soy de esa especie, los emétropes, aunque siento que la vista cansada esta acechando a la vuelta de algunos años, así que al final caeré, je, je.
EliminarMuchas gracias por pasar y otro abrazo.