EL PROPIETARIO Y EL CLIENTE
Lo encontró en una maloliente tienda. No es un tintero cualquiera, decía el propietario, es mágico y hará realidad sus deseos. La pega: tiene letra pequeña. ¿Qué letra pequeña? Preguntó el cliente, un escritorzuelo que apenas ganaba para vivir.
El propietario negó, si lo decía, perdería su poder.
El cliente pensó que era una triquiñuela, una estafa, y que no picaba.
El propietario repuso que sellaría esa letra pequeña dentro de un sobre, pero, si lo abría, el tintero perdería su poder.
El desespero de Félix, nuestro cliente, era tal que lo compró, aunque nunca llegó a creérselo, y más, después de ver los resultados. Le habían timado, esa era la letra pequeña, y tampoco podría reclamar, pues había sido advertido. Sin embargo, un editor, amigo del propietario, leyó un trabajo y le dijo que era sublime, solo que demasiado avanzado para la época. Félix se maldijo, pues esa era la letra pequeña: la gloria póstuma. Pero entonces pensó, si he conseguido hacer algo sublime, ¿no podré adecuarlo a este tiempo?
Y eso hizo. Trabajó duro. El hambre y las deudas se convirtieron en sus compatriotas. La soledad su alidada. Finalmente, en el cenit de su vida, recibió la ansiada respuesta: había escrito una obra magna.
Orgulloso, se acordó del propietario. Había vencido.
Victorioso, fue a buscar el sobre. Quería rasgarlo.
Trastabilloso, cayó fulminado, porque lo leyó.
Días después, encontraron su cuerpo con una hoja manuscrita entre manos:
Buen relato.
ResponderEliminarGracias.
EliminarUn abrazo
Guau, menudo relato. Me ha gustado muchísimo :D
ResponderEliminarMuchas gracias, Margarita.
EliminarUn abrazo!
Hola, Pepe. Echaba de menos tu contribución. He estado visitando tu blog a diario para ver si finalmente nos ofrecías un relato a tu altura, a la que ya nos tienes acostumbrados. Y así ha sido. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jolín, Josep, tendré que escribir más, jeje, aunque estoy aún un poco espeso del verano, a ver si vamos poniéndonos las pilas.
EliminarMuchas gracias por pasar y por tus palabras, me alegra que te haya gustado.
Un fuerte abrazo!
Buenísimo relato, Pepe. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Chema, me alegra que te gustara.
EliminarUn abrazo!
¡Ay! ¡Qué bueno, Pepe! Magia el esfuerzo y pago la dedicación. Me ha encantado. Juegas muy bien con la incógnita del precio a pagar hasta llegar a ese final absolutamente genial. Un micro fantástico.
ResponderEliminarSí, al final la magia era terrenal, Marta, como ese juego de elucubrar las palabrejas hasta que le dan en la cara jejej. Me alegra que te haya gustado.
EliminarUn abrazo!
Hola, Pepe.
ResponderEliminarVaya forma tan formidable de narrar esta historia.
Por un lado, le has dado un interesante matiz de intriga; por otro, has modificado la forma en que la letra pequeña se hace ver. Muy ingenioso y original.
Al final, la moraleja es que para todo hace falta trabajo, dedicación y tiempo. Aunque, a veces, el último se cobra todo lo anterior.
Felicidades y gracias por compartirlo para este reto-dupla.
Un Abrazo.
Hola, José, la verdad es que el conteo me dio la oportunidad de una narración distinta, al final me gustó, le da un tono más dramático, crudo y directo, como una canción rítmica y sin poca melodía pero mayor tensión.
EliminarMe alegra mucho que te gustara.
Un fuerte abrazo y nos vemos por el acervo.
Que bueno Pepe, esperaba tu participación y mira tú con lo que nos sorprendes , el esfuerzo es la mejor garantía de un premio.
ResponderEliminarMe encantó la forma en como lo narras y en el desarrollo
Un abrazo
Puri
Pues me alegra que la esperaras, Puri, y que la expectativa haya estado a la altura.
EliminarMuchas gracias por pasar y un fuerte abrazo
Que bueno Pepe, esperaba tu participación y mira tú con lo que nos sorprendes , el esfuerzo es la mejor garantía de un premio.
ResponderEliminarMe encantó la forma en como lo narras y en el desarrollo
Un abrazo
Puri
Bravo, Pepe. Y menudo clímax. Si es que ya no puede fiarse uno de nadie, jajaja. Un abrazo!!
ResponderEliminarComo le decía a José Antonio, Pedro, las 250 malditas me dieron la oportunidad de darle otro toque, más thrillesco, me gusta.
EliminarMuchas gracias por pasar y un fuerte abrazo, compañero.
Vaya tela con el pago! No se yo si más bien fue una condena! Je, je! un abrazote!
ResponderEliminarVerdad que sí, Marifelita?
EliminarMuchas gracias por pasar y un abrazo
¡Hola Pepe! Interesante y sugerente micro, con mensaje final. El esfuerzo es el único que puede ayudarte a cumplir tus metas.
ResponderEliminarUn saludo.
El esfuerzo es vital, pero yo prefiero también el arte de dejarte llevar.
EliminarMuchas gracias por pasar, Rocío, y un fuerte abrazo!
Hola, Pepe: ¡qué bien narrado! Muy bueno, dices que te costó inspirarte, pues la verdad es que te ha quedado genial.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Pues me costó, Merche, pero al final salió algo, y me alegra que te haya gustado.
EliminarUn fuerte abrazo!
vaya patada!
ResponderEliminarEl esfuerzo ya lo hizo, y dos veces, y para eso no hace falta magia. i siquiera sabe si el tintero ayudó, o solo cobró.
Muy bien dosificado y planteado.
y sobre todo el regalado del mensaje, escondido para todos hasta el final.
abrazooo
Un mensaje que si se llega a saber desde el principio perdía toda su magia, como decía el propietario, jeje, salió cuando mejor tenía que hacerlo.
EliminarUn fuerte abrazo, amigo, y muchas gracias por pasar.
Muy bueno. Al final la letra pequeña, aún advirtiendo, acaba siendo el precio de lo que sea, aquí la gloria de un escritor.
ResponderEliminarMe gustó el final. Un abrazo
Muchas gracias, Aldaba, me alegra que te gustara,
EliminarUn abrazo
Muy bien resuelto, Pepe. El mensaje final no puede ser más certero.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias, Carmen.
EliminarUn abrazo
Excelente micro tanto en forma como en contenido, Pepe, con la dosis justa de suspenso. Muchas gracias también por tus palabras en casa. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarDe nada, Myriam, agradecido también por tus palabras.
EliminarUn abrazo
Un cuento buenísimo. Pero además lo has convertido en un cuento que podría ser un clásico, pues la moraleja es redonda.
ResponderEliminarCuántas veces creemos ver fuera lo que ya tenemos dentro. El tintero sólo fue su el impulso subjetivo, pero la magia no es otra que el enorme trabajo, y el resultado, a menudo es la vida entera, o incluso la muerte como en este caso.
Me encanta ese paralelismo entre las tres fases penúltimas y las del sobre.
Perfecto es la palabra. ¡Felicidades y un fuerte abrazo, Artista!
Jo, Maite, me has sacado los colores con un comentario tan generoso y detallado. Sí, todo depende del punto de vista en que está visto. El genio tiene detrás horas y horas de dedicación, pero nos quedamos en la guinda, ese iceberg que solo asoma un diez por ciento.
EliminarMuchas gracias por pasar y un fuerte abrazo
Hola Pepe, muy buen relato, me ha gustado la forma en la que presentas el problema de la "letra pequeña". El final es genial. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana. Así es
EliminarUn abrazo!
Vaya, el pobre toda la vida sin leerlo y al final le pudo la curiosidad. Y ya se sabe que la curiosidad mata... Saludos.
ResponderEliminarLa curiosidad debería estar en la cárcel, jajaja, porque se ha llevado a muchos por delante. Muchas gracias por pasar, Mayte, y un fuerte abrazo.
Eliminar¡Claro que sí! Muy muy bueno, Pepe, aleccionador y bien contado... si es que no nos queda otra que las musas te pillen trabajando.
ResponderEliminarMe ha encantado, querido compañero.
Las puñeteras musas, Isabel, tan placenteras cuando te pillan, pero cómo se echan de menos cuando no.
EliminarMuchas gracias por pasar, comañera, y por tan amables palabras.
Un abrazo
Brillante trabajo, Pepe.
ResponderEliminarA veces necesitamos excusarnos en el supuesto abandono de las musas para justificar nuestra falta de motivación y, cuando conseguimos escribir algo que a otros les puede parecer bueno, implicamos a la magia. Pero no hay más musa ni más magia que ser constante en nuestro esfuerzo diario por seguir creando y avanzando en aquellos proyectos que le dan sentido a nuestra existencia.
Un fuerte abrazo.
Ese dicen que es el secreto, Estrella, aunque cuántos se habrán atascado contra él. Nunca vienen mal las musas con algo de magia, ¿no?
EliminarUn fuerte abrazo, compañera
Hola Pepe. Esas tres frases finales contienen el secreto del éxito, un detonante que nos empuje a mejorarnos a nosotros mismos, el esfuerzo de superación y la dedicación constante para progresar en aquello que deseamos. No hay atajos para el éxito. Un gran cuento con moraleja, que Félix aprendió ya en el final de su vida. Un abrazo.
ResponderEliminarEso es cierto, Jorge, no hay atajos, y querer cogerlos suele hacer que des más de un rodeo. Esfuerzo y dedicación, algo al alcance de todos, pero difícil de sostener.
EliminarMuchas gracias por pasar y por tus palabras.
Un abrazo!
Hola, Pepe. Ni uso se libra, como nosotros, de la maldición del tintero de oro, al menos nuestra deuda es únicamente la de participar en cada reto mensual. 😂
ResponderEliminarSaludos
Vaya maldición nos han traído los compañeros, y vaya si ha dado de sí. Magias y torturas, jeje.
EliminarMuchas gracias por pasar, compañero.
Un abrazo
Fantástico relato donde se le da importancia y protagonismo al esfuerzo que requiere la escritura. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Esther.
EliminarUn abrazo!
¡Hola, Pepe! Estupendo micro. Crea mucho misterio ese sobre cerrado. ¡Gracias por participar en el reto!
ResponderEliminarUn abrazo.
A ti, M. A.
EliminarUn fuerte abrazo!
¡Hola, Pepe! Quien algo quiere algo le cuesta. Es una de esas pocas pero certeras verdades universales. Me ha gustado el planteamiento y ese giro que bien puede aplicarse a cualquier cosa. Todo nace de un sueño alimentado por una creencia, es la llave de contacto que enciende un proyecto, pero ahí acaba la magia. Todo lo demás se consigue con la determinación de aceptar la sangre, sudor y lágrimas que es lo único que logrará que lleguemos a cumplirlo.
ResponderEliminarJohn K. Toole bien podría ser el escritor anónimo protagonista de tu relato. Fantástico. Un abrazo!
jajaja, sí que le vendría bien una pluma como la de Jonh K. Toole. La verdad es que los incentivos son lo que marca mucha de las cosas que hacemos, yo en mi caso, cuando no quiero hacer algo, me pongo un incentivo, aunque sea algo inocuo, pero de ese modo me marco una meta y a por ella que voy. Aun así, no son metas como la que se marca este personaje, pero todo llegará, jejej
EliminarMuchas gracias por pasar, David, y un fortísimo abrazo