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RL: Pre-estudio en escarlata sobre fondo ebúrneo




Madre e hijo van camino del conservatorio. Él es canijo, a pesar de encontrarse a las puertas de la adolescencia. Lleva un pequeño violín a cuestas. Al llegar se encuentran un enorme gentío en la entrada. Ha ocurrido una desgracia: han asesinado al director del conservatorio. El niño, al oír eso, tira el violín al suelo y corre hacia un lateral de la fachada. Su madre está tan consternada que ni se entera. Luego, salta a un patio exterior que da a los lavabos del conservatorio. Sabe que hay una ventana que no cierra bien, por allí suele escaparse para hacer novillos. Se adentra y dirige hacia un pequeño tragaluz arriba de uno de los cubículos. Es un falso respirador que da al despacho del director. Sube a la taza y escruta por él. Ve varios agentes con la bedel llorando y, tirado encima del escritorio, el cuerpo sin vida del director.
    De pronto, irrumpe alguien; un hombre de mediana edad, vestido muy elegante y con aires autoritarios.
    —Inspector Víctor Bru —dice uno de los agentes al verle aparecer, por su expresión se denota cierta sorpresa—. ¿Qué hace aquí? Usted está fuera de servicio.
    El supuesto inspector pasa de él y observa la escena, en concreto al director.
    —Era íntimo amigo mío —dice—. He venido nada más enterarme.
    —¿Íntimos? Entonces podrá decirnos por qué se ha suicidado.
    El inspector se gira y lo mira intrigado. La bedel ameniza la velada con unos sollozos más fuertes.
    —¿Suicidio? —pregunta.
    Los agentes asienten y muestran las pruebas. La víctima tiene un cuchillo ensangrentado en la mano con el que presumiblemente se ha cercenado al barriga. En la mesa hay una carta de suicidio escrita a máquina con varias manchas escarlatas.
    —Suicidio... No encaja —susurra entonces el inspector—. Este tipo de carta suele ser a mano. ¿Pero a máquina? Además, mire —coge el papel y señala varios tramos—. Está llena de erratas; como escrito aprisa —se inclina hacia la víctima, mira su brazo, levanta la vista y escudriña en derredor. Entonces sonríe, va a un lateral y recoge algo; una especie de botón dorado—. Elemental —susurra mirando el objeto.
    —¿Qué es tan elemental? —suelta un agente.
    —Aquí ha habido un forcejeo —dice el inspector. Acto seguido vuelve hacia la víctima y señala la empuñadura de la camisa—. Al director le falta un gemelo. Este en concreto—se lo enseña—. Además, esto no es un gemelo corriente: es de compromiso. ¿Ve la letra grabada?
    —Una V —lee el agente. Luego le mira—. ¿Cómo sabe eso?
    El inspector señala los gemelos de su camisa.
    —Tengo unos iguales.
    El agente se inclina hacia ellos.
    —¿Una A? ¿Por qué lleva una A? Su mujer se llama...
    —¡A de amor, imbécil! —corta el inspector, el agente se ruboriza—. Lo cierto es que —sigue más tranquilo—, cuando todas las opciones quedan descartadas, la que quede, por muy macabra que sea, es la correcta. Dígame —mira a la bedel—. ¿Cómo se llama?
    Ella abre los ojos. Suspira y contesta entrecortadamente: Vicky. El inspector chasquea la lengua.
    —Crimen pasional —sentencia.
    La bedel comienza a llorar y negar. El inspector ordena a los agentes que la esposen. Luego dice que esperen, quiere ir al lavabo antes que a comisaría.
    Escuchando en por el falso respirador, el niño da un respingo. No deben pillarlo ahí. Sale al patio y de ahí a la calle. Mientras, piensa en todo lo visto. Tiene una sensación extraña. Por un lado se ha quedado encandilado con la capacidad deductiva del inspector, pero por otro...
    —¡Sherlock! —grita su madre
    —¡Mamá! —dice él—, han detenido a la bedel; es sospechosa —su madre se lleva la mano a la boca.
    De pronto, la puerta se abre y salen los agentes con la mujer. Detrás va el inspector. El niño se zafa de la madre e interna por el gentío hasta tropezar con él, el cual se sobresalta al verle.
    —¡Inspector! —grita el niño—. No pueden llevarse a la señorita Vicky, es inocente.
    El hombre ríe.
    —¡Aparta, mocoso!
    —No ha descartado todas las opciones—insiste el niño—: el director era homosexual.
    Entonces, el inspector se detiene.
    —¿Cómo sabes eso?
    —«Elemental» —el niño lo imita—, está soltero, y solo hay que ver cómo mira a algunos alumnos.
    —Eso no explica nada.
    —Usted se llama Víctor, ¿no?, con V —suspira el niño, él asiente intrigado—. ¿Sabe cómo se llamaba el director? Arthur.
    —¿Y eso qué significa?
    El niño agarra su manga y señala el gemelo. Una gran letra A negra, supuesta inicial de la palabra «amor», resalta sobre fondo ebúrneo.
    —Que el asesino es usted.



Imagen sacada de internet, si está sujeta a derechos que se me avise  y la retiraré.

14 comentarios:

  1. Hola, Pepe. Había leído el relato y me pareció magnífico. Un Serlok Holmes encubierto hasta el final que cumplía con la propuesta. Muy habilidoso cómo has construído la escena y cómo el chaval ya apuntaba maneras desde niño.
    Lo de ebúrneo comprendo que son necesidades del guion. Yo, cuando leí que esta palabreja debía estar en el texto, decidí inmediatamente pasar. Llevo un tiempo un tanto decepcionado y esto me pareció demasiado. Un abrazo.

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    1. Hola, Isan!
      Pues si te soy sincero, armé el relato solo con la premisa del clásico. Cuando iba a mandarlo fue cuando me di cuenta de que había una palabreja que incluir. La metí como pude y ya está. En literauras sí que armaba los relatos en función de las palabras, pero es que, cuando son tan rebuscadas no me dicen mucho y busco otras alternativas.
      En fin. Me alegra que te haya gustado.
      Un abrazo!

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  2. ¡Me ha encantado! Qué maravilla de relato, de verdad. Eres un crack, Pepe. Besos :D

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    1. Muchas gracias, Margarita. Me alegra que te gustara, jeej.
      Un abrazo!

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  3. Esta figura del detective que basado en unos detalles, insignificantes para algunos , pero que en la mente del detective son piezas que cuentan grandes historias es un acierto genial.

    Buen homenaje a Sherlock. Han venido luego otros detectives, pero ninguno es tan interesante como el.

    Y aqui en este relato vemos que desde chiquillo ya era un maestro en deducir casos complicados.

    Bien narrado.

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    1. Hola, José. Yo también creo que no ha habido detective como Sherlock. Ha habido otros, pero son copias, algunas bien compactadas, pero la mayoría hacen aguas, aunque solo es una opinión, jejej.
      Muchas gracias por pasar, me alegra que te gustara.
      Un abrazo!

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  4. Paso por aquí a dejarte mi huella.
    En tiempos normales, sin pandemia, me gusta actuar como Amateur en un grupo de teatro.
    Según leía el texto me imaginaba las escenas, para representarlas sobre un escenario...
    Me ha gustado mucho.
    Un abrazo...un placer saber de ti.

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    1. Hola, Berta. Me alegra mucho que te recordara a esa bella época. Esperemos que pronto vuelvas a interpretar.
      Un abrazo!

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  5. Ese niño ya apuntaba maneras, je,je. El pequeño Skerlock daría, años después, mucho de qué hablar, y leer, ja,ja,ja.
    Me ha encantado la histporia y que en tan breve espacio hayas sabido concentrar tanta información y mantenernos alerta.
    Un abrazo.

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    1. Hola, Josep!
      Sí, de pequeño ya tendría que ser repelente, jejej.
      Muchas gracias por pasar y un fuerte abrazo!

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  6. ¡Hola, Pepe! Muy buen relato. Una historia de detectives al estilo "quiénlohizo" precisa de tiempo de cocción y una extensión suficiente como para poder aportar pistas falsas, una deducción y, finalmente, un final satisfactorio y sorpresivo aunque verosímil con lo mostrado. Todo ello es complicadísimo de conseguir en un relato tan breve en el que no se puede contar con espacio para todo ello.
    Sin embargo desde luego que lo has sabido lograr. Has pensado muy bien no solo la historia sino la manera de trasladarla al papel. Las pistas son consistentes, las deducciones lógicas y sobre todo la lectura tiene un ritmo adecuado dando espacio entre el planteamiento del enigma y su resolución. ¡Me encantó! Un abrazo!

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    1. Hola, David! Lo que es buena es tu análisis, haces que escrito parezca realmente bueno, jeje. Este mes tocaba un homenaje al gran maestro, este año está siendo un año de homenajes, salir de la zona de confort, pues no es un estilo que me emocione, y disfrutar un rato. Me alegra que hayas tenido una lectura agradable.
      Muchas gracias por pasar y un fuerte abrazo!

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  7. Muy buen relato te sigo de cerca y de aratos

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