—¿Sabéis? —ríe el profe—, el tiempo es en realidad una ilusión, un delirio.
Asiento algo sobresaltado, entonces noto un pinchazo en la nuca. Juanillo me ha tirado una bola de papel. El profe deja sus enseñanzas y comienza a reñirle. El reloj de pared marca las nueve y tres. Hace un siglo que ha comenzado la clase y solo han pasado tres minutos. Incluso parece que esa manecilla tenga ganas de ir hacia atrás.
En casa no tenemos relojes. Mi padre dice que le producen una especie de rara ansiedad. Creo que se lo inventa; a nadie le puede hacer daño un reloj. A mí me encantan. El primer día de clase me quedé tan embobado que el profe me riñó. Fue cuando dijo eso de que el tiempo es un delirio.
Oigo a juanillo, por detrás, rasgar papel para hacer nuevas bolas. Es desesperante. Vuelvo al reloj. Marca las nueve en punto. No pasa el tiemp… Un momento, ¿las nueve en punto? ¡Si hace una eternidad eran y tres…!
—¡Pepito! ¿El reloj bien? —me riñe el profe, risueño—, ¿sabéis? —prosigue—, el tiempo es en realidad una ilusión, un delirio.
Asiento algo sobresaltado, entonces noto un pinchazo en la nuca. Juanillo me ha tirado una bola de papel. El profe deja sus enseñanzas y comienza a reñirle. El reloj de pared marca… ¿las nueve y tres otra vez? ¿Tiene eso sentido? A ver si también padezco esa ansiedad de mi padre, ¿cómo me dijo que se decía?
Puede ser un loop o ciclo infinito en donde el que esta atrapado no esta en esta dimension sino padeciendo un castigo como el de sisifo. Por eso no hay tiempo.
ResponderEliminarEs que hasta que cumples los 18 ( antes 21) el tiempo pasa exasperantemente despacio.
ResponderEliminarEn cambio, cuando te has jubilado y apuntado en el inserso, coge velocidad de crucero.
Los deja vu sirven de poco, porque solo recuerdas el primer acontecimiento cuando se produce el segundo. Si no fuera asi, me pasaría el día mirando los resultados de la primitiva.
Abrazooo
Has jugado con el tiempo del plazo de presentación.
ResponderEliminarMuy buen relato, Pepe.
Un abrazo.
Es que va cogiendo velocidad, sin duda.
ResponderEliminarPor el tiempo, imparable. Un abrazo
Hola, Pepe! Ay, el tiempo es lo más subjetivo del mundo. En ocasiones camina a paso de tortuga, y en ocasiones vuela como un avión. Tu estupendo micro me recordó mi época de instituto. La profesora de francés, una señora ya mayor, hablaba sobre el último año de Bachillerato. Bueno, dijo que era solo un año y a la clase le pareció un infinito. Se armó revuelo, pero yo estaba en primera fila y la escuché musitar algo así como, "ya veréis lo que es un año cuando seáis mayores". Lo dijo con tal sentimiento que me estremeció. Y en efecto, la velocidad del tiempo es proporcional a los años que uno va cumpliendo. Un abrazo!!
ResponderEliminarCreo que el pobre Pepito ha entrado en bucle, y lo peor es que tendrá que aguantar al pesado de Juanillo para toda la eternidad! Ja, ja! Sin duda Pepito parece haber heredado la misma inquietud por el tiempo que su padre! Muy bueno el enfoque de la historia! Un abrazote!
ResponderEliminarMuy buen micro, te lleva a pensar en lo lento que pasa a veces, sobre todo cuando uno espera algo o en la infancia y lo rápido que pasa cuando uno disfruta un buen momento, cuando se es mayor, por cierto, los relojes no tienen la culpa aunque a muchos no les gusten.
ResponderEliminarUn abrazo.
PATRICIA F.
¡Ay, pobre! Has dejado a tu protagonista atrapado en el bucle de una clase infinita. Estupendo, Pepe. Reflejas muy bien esa doble velocidad del tiempo de la que solo somos conscientes con el paso de los años. A veces los minutos parecen siglos y otras las horas vuelan...
ResponderEliminarHola, Pepe.
ResponderEliminarA veces parece que el tiempo se paralice y no avance, otras en cambio vuela, pero lo de este pobre chico ya es demasiado, mejor que deje de mirar el reloj no sea que repita y repita mil veces la misma escena, :)
Muy bueno.
Un abrazo.
El tiempo puede jugarnos malas pasadas, pero lo peor que nos puede ocurrir es entrar en un bucle temporal interminable. Yo, de Pepito, no volvería a mirar el reloj.
ResponderEliminarUn abrazo, Pepe.
Hola Pepe. El pobre chaval ha quedado atrapado en un bucle que lo condena a repetir el mismo instante una y otra vez, ¿o serán sus recuerdos que le están jugando una mala pasada? porque el pasado al final no es más que un recuerdo, y si nuestra mente nos presenta hechos presentes como pasados pues ya no se... en todo caso podría haberse quedado en bucle comiendo un helado, viendo su película favorita o... sería más agradable. Para pensar, como siempre. Un abrazo.
ResponderEliminarEscuché algo hace tiempo acerca de un experimento, en el que se demostraba que nuestro cerebro registraba en una máquina nuestra respuesta positiva o negativa antes de que nosotros conociéramos la pregunta. Si doy con el experimento exacto te lo paso. Es lo que me ha recordado tu relato. El chico vive el futuro antes de que suceda, que sería esa sensación del padre, del Deja Vu, ese sentir tan curioso que todos hemos vivido alguna vez de reconocer exactamente una situación como ya vivida. Aunque también puede leerse que tu personaje se desplaza durante tres minutos al pasado con las manecillas del reloj. Un delirio, en efecto :)
ResponderEliminarMagnífico cómo has condensado tanto en tan poco. Me ha encantado.
Un abrazo! :)
Hola Pepe. Nuestro concepto del tiempo es tan relativo que hasta los relojes parecen no ir siempre al mismo ritmo, incluso nos juega malas pasadas como a ese chico, jajaja, muy bueno el relato, me ha encantado ese bucle. Un abrazo!!
ResponderEliminarHola Pepe esperemos que el protagonista pueda salir de los tres minutos del día de la marmota. Muy bien escrito. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Pepe, tu relato me dió la sensación de tener la ansiedad que se tiene cuando se es joven; que el tiempo en lugar de avanzar retrocede o se detiene, ahora puede comprender mejor a su padre, tal vez eso influyó. Por otro lado me recordó a la película el día de la marmota, con ese dejà vu repetitivo.
ResponderEliminarBuenísimo, Pepe.!
Un abrazo:)
Genial relato circular sobre el tiempo, me encantó. Saludos.
ResponderEliminarPepe llego a leerte y mira por donde va tu micro, una propuesta acertada donde se muestra la relatividad del tiempo hasta el punto de ser más que angustioso su transcurso, resulta atormentador ese repetir escenas mentales, me parece que su ansiedad por terminar la clase lo llevó a adelantarse un poco de hora, al llegar la hora real, le pareció que ya lo habia vivido.
ResponderEliminarGenial juego de la mente, la que somos capaces de transformar a nuestro antojo según se amerite.
Muy buena participación Pepe, va un abrazo al tiempo presente y actual, ja, ja.
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Buena suerte"
CELESTINO ARTURO
Escribiendo desde Ecuador